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El Ejército ruandés mata a 300 soldados y milicianos hutus en el lago Kivu

Fuerzas gubernamentales ruandesas lanzaron el pasado domingo una gran operación en el lago Favu, en la frontera con Zaire y dieron muerte a unos 300 milicianos y soldados del antiguo Ejército derrotado en julio del año pasado. Fuentes oficiales señalaron que el Ejército Patriótico Ruandés(EPR), de mayoría tutsi, consiguió hacerse el lunes con el control de la isla de Iwawa. También el lunes, un soldado gubernamental mató a 15 personas, hirió a otras 19 y luego se suicidó.

"Asaltamos la isla el domingo. Los combates duraron dos días porque habían cavado trincheras y el terreno les favorecía, y además habían bloqueado numerosas rutas", indicó un portavoz del Ministerio de Defensa, a cuyo frente está Paul Kagamel el verdadero hombre fuente del país. "Los primeros indicios 'Señalan que el enemigo ha perdido al menos a 300 hombres, la mayoría durante el asalto". El portavoz, admitió que sus fuerzas habían sufrido sólo cinco bajas mortales.El EPR consiguió hacerse con el poder en Ruanda después de que el Ejército gubernamental, apoyado, por milicianos y secuaces, eliminara a medio millón de tutsis y hutus moderados. Su victoria llevó a casi dos millones de ruandeses al exilio en los países limítrofes, sobre todo Tanzania y Zaire. El antiguo Ejército ha saboteado el regreso de los refugiados propagando el rumor de que serían eliminados si volvían al país y controla la ayuda humanitaria que se distribuye en los campamentos, mientras se entrena con la esperanza de recuperar el poder por la fuerza.

Las operaciones de limpieza, como son eufemísticamente denominadas, son frecuentes en Burundi y Ruanda. La que se inició el domingo en el Kivu ha sido la más importante lanzada hasta ahora por el nuevo Ejército de Kigali. En Burundi, donde el 95% del Ejército está formado por miembros de la minoría tutsi, más de 250 hutus perdieron la vida a fines de octubre en el municipio de Tangara, al norte del país, donde operan milicias formadas por hutus de Ruanda y de Burundi.

Aunque la estabilidad política ha permitido alguna mejoría en las condiciones de vida, la paz social no se ha restablecido en Ruanda. Más de 50.000 personas se hacinan en las cárceles a la espera de que los tribunales determinen su responsabilidad en el genocidio del año pasado. Los incidentes son una costumbre casi cotidiana. La radio oficial dio cuenta él lunes de que en Gikongoro, al suroeste del pequeño país centroafricano, un soldado, disparó, contra, la muchedumbre encorajinada porque el militar había acuchillado hasta la muerte a un vecino tras una discusión. El soldado se suicidó con su propio fusil reglamentario después de haber matado a tiros a 14 residentes y de herir a otros 19.

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