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MAGNICIDIO EN ISRAEL

El presidente de EE UU pide a Israel que olvide el odio a sus enemigos para que no sea su víctima

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALPocas, veces un presidente de Estados Unidos ha acudido a un funeral en el extranjero. De hecho, sólo seis veces en toda la historia, y la última de ellas con ocasión de la muerte del emperador Hirohito de Japón. En esta oportunidad, Bill Clinton se desplazó para despedir personalmente a un amigo de mucha menos jerarquía, un soldado, algo rudo de formas, a quien el propio presidente norteamericano tuvo que hacerle el nudo de la pajarita en una cena de gala en Washington hace apenas quince días. Pero Clinton vino porque quería traer a los israelíes la advertencia de que, o consiguen "olvidar el odio" a sus enemigos o, acabarán ellos mismos siendo víctimas del odio. El presidente norteamericano trajo también la promesa de que Estados Unidos no abandonará a este país, siempre que se mantenga en el "curto correcto".

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"Seguramente tenemos que aprender de este martirologio" dijo Bill Clinton en el funeral por el primer ministro israelí, Isaac Rabin, asesinado el pasado sábado en Tel Aviv por un extremista Judío, "que si los pueblos no pueden abandonar el odio a sus enemigos, se arriesgan a sembrar la semilla del odio entre ellos mismos". "Yo les pido, pueblo de Israel, que no dejen que eso les ocurra a ustedes. En la Kneset (Parlamento israelí), en sus hogares, en sus puestos de trabajo manténganse en el curso correcto", reclamó él presidente norte americano."Al presidente Weizman, al primer ministro, en funciones Peres, a todo el pueblo de Israel, les hago la promesa de que, mientras sigan en ese curso, América no los abandonará", añadió Bill Clinton en un firme llamamiento a que el asesinato de Rabin no precipite a Israel por el camino del enfrentamiento interno o renueve la hostilidad hacia sus vecinos árabes.

Prácticamente todo el Estado norteamericano, ampliamente representado en la delegación que acompañó a Clinton en este viaje, unió ayer su esfuerzo por sostener el legado de paz dejado por Rabin en los últimos años de su carrera. Nada más terminar el funeral, Clinton se entrevistó por separado con Simon Peres, el presidente israelí, Ezer Weizman, el rey Hussein de Jordania y el presidente egipcio, Hosni Mubarak. También tuvo un breve encuentro con Benjamín Netanyahu, líder del partido de la oposición en Israel, Likud.

El secretario de Estado, Warren Christopher, había conversado por teléfono en la noche del domingo con el presidente de Siria, Hafez el Asad. Y el principal responsable de Oriente Próximo en el Departamento de Estado, Dennis Ross, tenía previsto entrevistarse con algunos de los seis ministros de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que representaron a Arafat en el funeral.

Por encima de rivalidades

Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Newt Gingrich, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Bob Dole, y otros congresistas se reunieron con varios miembros de la Knesset, en una prueba de que el apoyo a Israel es bipartidista y está por encima de las rivalidades políticas en Washington.

Entre los parlamentarios estuvo el senador Edward Kennedy, que arrojó sobre los restos de Rabin un puñado de tierra de la tumba de su hermano, John Kennedy, con cuya dramática desaparición han comparado muchos israelíes la pérdida de su primer ministro.

Los ex presidentes norteamericanos invitados a Jerusalén, George Bush y Jimmy Carter, ambos vinculados desde hace años al procesó de paz en Oriente Próximo, sostuvieron también diversas entrevistas bilaterales. En definitiva, un amplio despliegue de actividades diplomáticas en menos de cinco horas con un sólo propósito: mantener vivo y,si es posible, revitalizado el proceso de paz. Los. ex presidentes Gerald Ford y Ronald Reagan no pudieron viajar a Jerusalén. El último debido a su enfermedad de Alzheimer.

"El objetivo es enfatizar la continuidad y la promoción de la paz, no dejar que aquellos que utilizan la violencia sean los árbitros del futuro", explicó un alto funcionario norteamericano.

Para ello, un denominador común en las conversaciones fue Siria, cuya resistencia a sumarse a la reconciliación con Israel pone en riesgo todo el proceso. Bill Clinton, que ha utilizado ya varias veces a Hosni Mubarak como un puente en las negociaciones con Hafez el Asad, volvió a pedir ayer al presidente egipcio un esfuerzo para que sea posible anunciar en las próximas semanas el desbloqueo de la negociación entre Damasco y Tel Aviv.

En esa difícil dirección algo ha conseguido ya Washington al arrancarle al presidente 'sirio al menos unas palabras de condolencia en privado por la muerte de Rabin. "Asad se refirió a ello como una tragedia, un hecho trágico que él condenaba", dijo un funcionario norteamericano que relató la conversación entre el presidente de Siria y Warren Christopher.

La Administración norteamericana pidió también ayer esfuerzos renovados a los palestinos y al rey Hussein. Funcionarios estadounidenses dijeron haber comprendido la ausencia del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, del funeral, que atribuyeron a razones de seguridad. Pero dejaron claro que eso no, debe enfriar las buenas relaciones personales que los dirigentes palestinos estaban desarrollando hasta ahora con los principales miembros del Gobierno israelí.

El presidente Clinton dijo que, por respetada Rabin y a su familia, no quería hablar de los resultados de este viaje hasta que estuviera de regreso en Washington, pero anunció que tal vez tuviera algo más que informar posteriormente.

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