Documentales históricos

Victoria Prego, directora de La transición, ha dicho en este periódico que no existe en España tradición de producir documentales históricos", según su propia expresión. Tal aserto admite, sin embargo, cumplida prueba en contrario. Ya en 1965 - la prehistoria de TVE-, Javier Pérez Pellón producía la serie Biografía: Ortega, Unamuno, Machado, Baroja, puro empeño histórico-documental., Cinco años des pués, Fernández de Latorre abordaba España siglo XX, un ambicioso programa de 150 capítulos, sobre cuya orientación. ideológica se puede disentir, pero, al fin y al cabo, un monumental documento audiovisual.A comienzos de los ochenta, al calor de la democracia, se dispara la producción televisiva en este campo. Ricardo Blasco realiza sus series Memorias españolas y La guerra de los tres años. Casi al tiempo se inicia España, historia inmediata, y a continuación, Ayer, otro medio centenar de entregas, producidas y en buena parte realizadas por mí mismo. (Por cierto, que fue en la serie Ayer donde Elías Andrés, el realizador de Victoria Prego, hizo sus primeras armas en el género). Seguirían luego las series Pirenaica, aventura de una. radio clandestina y Manuel Azaña, un soñador sin ventura. Hay más, pero baste con esto.

. Así que "ésta nueva manera de contar' la historia, visualmente", como también dice Victoria Prego refiriéndose a su programa, es una vieja manera. Tan vieja como lo permite la juventud del medio. Existe, pues, una tradición, reciente pero larga y rica. Y esto sin hablar del cine: Canciones para después de una guerra, Queridísimos verdugos y Caudillo, de Patino -el padre- madre putativo de estos córderos-; Dolores, de García Sánchez, y La vieja memoria, de Camino, por elegir a voleo, son excelentes ejemplos de documentales históricos en estado puro. Un programa bien hecho como La transición no necesita colgarse el lacito de haber descubierto Mediterráneos concienzudamente explorados de antes. -