Furibunda reacción británica a la sentencia sobre el IRA del Tribunal de Estrasburgo

La derecha del Partido Conservador británico ha encontrado nuevo combustible para alimentar su fobia antieuropea en la sentencia condenatoria emitida el miércoles por el Tribunal de Estrasburgo contra el Reino Unido por la muerte de tres activistas del IRA en 1988 en Gibraltar. En medio de una tormenta de grandes proporciones, con la totalidad de la prensa popular -y no tan popular- reclamando del Gobierno una retirada inmediata de la Convención de Derechos Humanos y del tribunal europeo, el primer ministro, John Major, reunió a su Gabinete para analizar la situación.

Pese al ultraje que ha representado para el país recibir semejante tirón de orejas por parte de jueces europeos, Downing Street ha preferido, de momento, dejar el debate para una mejor ocasión. Sin embargo, fuentes próximas al Parido Conservador consideran inminente que la petición de retirada a incluida por los euroescépticos una de las mociones a debatir el próximo congreso del partido. En tanto llega la ocasión, la prensa popular calentaba motores sometiendo a una especie de juicio paralelo a los integrantes del tribunal europeo. Bajo el título 'La corte de los europayasos', el diario The Sun ofrecía detalles de los 10 jueces que votaron en contra, entre ellos el español y los teléfonos del tribunal para que los lectores pudieran expresarles su desacuerdo.

La tesis del tabloide de mayor tirada del país -en torno a los tres millones y medio de ejemplares- era compartida, aunque más educadamente por el diario serio más influyente, The Daily Telegraph. Uno y otro insistían en lo intolerable que resulta al paladar británico haber sido acusados de violar los derechos humanos por jueces extranjeros.

Periódicos como Financial Times, Independent y The Guardian reclamaban un poco de sensatez a un Gobierno que, después de todo, ha venido cantando las excelencias de la convención de derechos humanos ante los países de la ex URSS y de la Commonwealth.