Una historia que trata a los pobres como príncipes
"Vengo a devolver la almohada". Victoria Abril dejó ayer por la mañana las barricadas de Teruel y llegó a San Sebastián con una almohada en su regazo. Se dirigió al mostrador de recepción del hotel María Cristina y dijo: "Oiga, aquí devuelvo la almohada que me llevé. He venido solo para eso, porque no quiero pasar por una choriza". Se volvió a los periodistas y sin dar tiempo a reaccionar les torpedeó: "No me hagais la pregunta de si estoy contenta con el premio porque no hay nada más absurdo". Abril, ganadora de la Concha de Plata por Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, que también ha obtenido el Premio Especial del Jurado, señaló que el galardón se lo merecen los pobres de la película que por primera vez son tratados como príncipes en busca de su reino."No me podía creer que me dieran el premio porque me venía muy mal. Mañana [por hoy] tenía que estar en Madrid haciendo una sesión de fotos, pero bueno ya lo he arreglado", dijo una irónica Victoria Abril, cuando llegó en automóvil procedente de Teruel, donde rueda Libertarias con Vicente Aranda. Vino como un vendaval. "¿Qué si se merece los premios esta película? Hombre, yo ahora estoy en un ataque de simpatía conmigo misma, me amo, me apruebo y me perdono. Yo no sé si nos lo merecemos nosotros, pero sí los pobres y esta vez que no sean ni violentos, ni yonquis, ni desesperados. Me parece bien que Gloria [el personaje que interpreta en el filme] y no yo, y también Tano [Agustín Díaz Yanes, director] se hayan llevado este premio, porque por primera vez los Pobres están tratados como príncipes que tienen que recuperar su reino. Ya estaba bien de hablar del lado negativo de las cosas. La película habla, como dice su título, de todos aquellos de los nadie hablará cuando hayan muerto y como son tantos pues ya era hora de que ganaran algo", dijo sin soltar la almohada.
Esta es la segunda Concha de Plata que obtiene Victoria Abril en el Festival de Cine de San Sebastián. La anterior fue por su interpretación en El Lute, camina o revienta, de Vicente Aranda en 1987. "No hay dos sin tres, ¿no?", señaló la actriz mientras recibía,un abrazo de Paco Rabal. Poco antes, había sido Agustín Díaz-Yanes quien la había abrazado. La estaba esperando en el hall del hotel, donde había llegado desde Madrid. Fue el abrazo de una actriz consagrada y un director novel, pero sobre todo el de dos amigos que han jugado a la suerte y han ganado.
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto es el primer filme de Agustín Díaz Yanes, un guionista de 44 años. Díaz-Yanes no hubiera dado el salto a la dirección si Victoria Abril le hubiera dicho que no al guión que le presentó. La actriz le anunció que si ese guión no lo dirigía él, ella no lo hacía. Agustín Díaz-Yanes estaba ayer flotando entre la felicidad y el nerviosismo, el ¿iismo sentimiento que embargaba al productor del filme Edmundo Gil. "Sinceramente, no esperaba esto , señaló, aunque si confesó en que confiaba en que a Victoria Abril le dieran el premio. "sin ver ninguna otra película de la sección oficial, quizás era un poco aventurado pero es que la calidad de Victoria es casi insuperable". Este galardón le obligará a su director a una segunda película. "!Qué remedio. Tendré que hacer otras, pero de momento voy a distanciarme un poco. Ahora no quiero pensar en ello, me da un poco de miedo. Prefiero disfrutar un poco con este premio".
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto se rodó en Madrid y México con un presupuesto de 250 millones de pesetas. El filme, en el que también trabajan Pilar Bardem y Federico Luppi, narra la trágica lucha de una mujer en busca de su dignidad. La felicidad de Gloria (Victoria Abril) se termina el día en que su marido, un banderillero de la cuadrilla de Curro Vázquez queda minusválido tras una cogida. Se da a la bebida y decide irse a México, donde, como puta, entra en contacto con una banda de gánsters. Su regreso y el ejemplo moral de su suegra Doña Julia (Pilar Bardem), militante comunista, le ayudará a superar su degradación.
Superado este dulce escalón, Agustín Díaz-Yanes ya tiene desde ayer una nueva preocupación: la de la comercialidad del filme, que se estrená en las salas el próximo 6 de octubre.
Babelia
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