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Entrevista:43 FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

"La bisexualidad me parece muy normal"

Rocío García

Nadie ha conseguido una opinión tan unánime en San Sebastián como Emma Thompson. La primera visita a España de esta actriz británica dejará atrás un aluvión de enamorados. Sorprenden sus ganas de agradar y su deliciosa sonrisa. A sus 36 años y con un Oscar a cuestas, Emma Thompson ha presentado en el Festival de Cine de San Sebastián Carrington, la historia real de Dora Carrington, una pintora enamorada de un escritor homosexual, Lytton Strachey, perteneciente al creativo e influyente grupo de Bloomsbury de los años cuarenta. Su anterior filme, Junior, lo hizo al lado de Arnold Schwarzenegger.Pregunta. De los músculos sexys de Schwarzeneger a la espiritualidad de Carrington hay un abismo.

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Respuesta. No me gusta hacer siempre lo mismo. Como me dijo mi madre, ya era hora de que dejara de ser una mujer metida dentro de un traje cursi. Me gusta mucho el drama y el teatro, pero mis principios estuvieron en la comedia. Yo creo que Carrington es un personaje muy sexy y erótico, porque trata todo como a escondidas y es ahí donde hay mayor erotismo.

P. ¿Hasta qué punto puede restar libertad a una actriz la interpretación de un personaje real como Carrington?

R. Es cierto que resta libertad. Inhibe bastante. Inicié una investigación sobre el personaje y fui encontrando cartas y libros sobre ella. Lo más importante fue el álbum de fotos. Me daba miedo porque me di cuenta de que era un personaje muy complejo. Así que al final me decanté por lo más sencillo: ver a través de las fotos cómo andaba con los pies para dentro [Emma Thompson se levanta y reproduce los movimientos de Carrington], y cómo toda ella era un gesto de esconderse. Todo eso me fue muy útil a la hora de meterme y encontrar la verdadera Carrington. Quería que fuera algo muy simple para que en la película quedara clara y por encima de todo la devoción que sentía hacia Lytton.

P. Como mujer comprometida ¿Qué hay de Emma Thompson en Dora Carrington?

R. Más de lo que creía. Yo siempre he vivido en un mundo donde la palabra era muy importante. Me educó un hombre, mi padre, que pensaba que el medio de expresión eran las palabras. Por eso, me pareció muy interesante llegar a conocer a una persona [Dora Carrington] para quien no eran importantes las palabras. Ella vivía y se expresaba a través de sus ojos y sus emociones. Creo que hay una parte de mí que siempre ha preferido ser este tipo de mujer. En la universidad estuve rodeada de hombres muy inteligentes, para quienes la palabra era también muy importante, eso fue un reto para mí y me puse a su altura utilizando mucho la palabra y siendo ingeniosa. Ahora considero que en aquel momento perdí algo de mí misma que he recuperado ahora, que es el poder utilizar las emociones. Me parece muy interesante el equilibrio entre la gente que vive con las palabras y la que lo hace con las emociones. Carrington tenía la piel muy fina, una capa menos que los demás, así que el dolor cuando sufría era mucho mayor que el de cualquiera de nosotros.

P. La ausencia de deseo sexual no restó pasión ni amor profundo por Lytton. ¿Se puede llegar a entender?

R. Ella tenía muchísimo miedo a ser penetrada tanto física como emocional o espiritualmente, y quizás esta incapacidad de realizar una relación completa con Lytton es lo primero que le acercó a él. Le parecía repulsiva la idea de tener una relación directa con un hombre, así que le daba seguridad el saber que con Lytton nunca iba a tenerla, aunque lo deseara de alguna manera. En esta relación tan particular con Lytton ella conoció bastante de su propia sexualidad. Tuvo otras relaciones con dos hombres, Gerald Brenan y su marido. También tuvo relaciones con mujeres, pero introducirlo en la película habría sido demasiado complicado. Además, el público de Inglaterra y Estados Unidos es bastante estúpido con la moral como para aceptar una bisexualidad que a mí, por otra parte, me parece perfectamente normal.

P. ¿Cree que en la sociedad actual se aceptaría un grupo como el Bloomsbury, que vivió una verdadera libertad sexual?

R. Hoy en día, la gente conocida, como lo fueron en su día los de Bloomsbury, no tienen vida privada. Ahora mismo estoy leyendo un libro sobre los distintos tipos de matrimonios que se daban en aquella época de moral tan estricta, y me he dado cuenta de que, de alguna manera, hace cien años había más oportunidades de elegir el tipo de convivencia que se quería porque las reglas eran tan estrictas y espesas que uno se podía esconder bajo el espesor de aquella moral y no se veía nada. Antes, si dos mujeres vivían juntas no pasaba nada. Hoy en día, si dos mujeres viven juntas ya se da por hecho que son lesbianas.

P. Cinematográficamente hablando, ¿que ha supuesto su unión con Kenneth Branagh?

R. Lo más importante que me ha aportado ha sido la percepción correcta sobre Shakespeare. Yo lo había estudiado en la universidad, pero hasta que no le conocí no compartí la pasión que él siente por Shakespeare. Me ha dado también muchas oportunidades de viajar y trabajar con otra gente. De todas maneras, echo siempre mucho de menos no trabajar con él.

P. ¿Cómo se defiende de esa imagen de matrimonio perfecto?

R. [Suelta una carcajada estentórea]. Si supiera cómo es de verdad. Ningún matrimonio es perfecto y el nuestro tampoco, por supuesto.

P. Usted ha sido actriz de teatro, televisión, cine; ha dirigido dos cortometrajes y acaba de terminar un guión para Ang Lee ¿Se ve algún día dirigiendo a Kenneth Branagh?

R. Sería estupendo porque Kenneth es muy bueno recibiendo órdenes cuando él no es el director.

P. ¿Ha pensado en algún momento en la maternidad?

R. No me vuelvo loca por ello. Me parece que la idea de no tener hijos, en general, es una idea muy buena. Se da por hecho que todas, las mujeres deben tener hijos y creo que hay que luchar contra ello, porque si se tiene una carrera y se quiere tener un hijo, una no puede abarcar todo.

P. Es usted una persona comprometida con el Partido Laborista británico. Parece que les resulta difícil llegar al poder.

R. Creo que ganará las próximas elecciones. Hubo gente de izquierdas en Inglaterra que se desilusionó mucho en las elecciones anteriores porque estaban seguros de que iban a ganar, pero otros muchos se aliviaron con la derrota. Según pasan los años, me voy planteando si el género humano no es intrínsecamente conservador y no había que luchar contra esto.

P. Hablando de conservadurismo, ¿qué le parece el juicio que se le hizo a su amigo Hugh Grant cuando le pillaron en Los Angeles con una prostituta mientras le hacía una felación?

R. Es un ejemplo fantástico de la hipocresía de la prensa y de otros sectores. Me parece absolutamente normal y humano probar. Quizás si yo tuviera un pene y estuviera borracha como estaba él pues a lo mejor me hubiera planteado probarlo. De todas maneras, me parece que todo es cuestión de dinero, de vender periódicos.

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