Un empresario chino había convertido su fábrica en una prisión de empleadas

Apenas terminada la IV Conferencia Mundial de la Mujer -clausurada el viernes en Pekín-, la prensa china ha denunciado el comportamiento de un empresario "diabólico" que torturaba a sus empleadas, a quienes mantenía prisioneras en la fábrica. Shi Mengcia, propietario de una fábrica de yute en la localidad de Wuhan, centro del país, solía, según relata el Diario de Shenzhen, retener a sus empleadas sin derecho a sueldo durante un año, las golpeaba y torturaba por infracciones mínimas y algunas, que morían como consecuencia de estos malos tratos, eran enterradas en un pozo.

El propietario de la fábrica quitaba los documentos de identidad y pertenencias a las nuevas empleadas, en su mayoría campesinas, y les prometía buenos salarios y excelentes condiciones de trabajo. "Dos de las trabajadoras murieron el año pasado por los malos tratos recibidos y muchas de las que eran torturadas fueron despedidas al no pode realizar su trabajo", cuenta el periódico.

Según el diario, esta situación ha durado diez años, hasta que cinco de las trabajadoras pudieron escaparse, tras despistar a los guardias de seguridad y saltar un muro de cinco metros de altura.

Una de ellas presentó una demanda ante el gobierno municipal de Wuhan, el cual dio la orden de registro de la instalación el pasado 29 de junio, día en que se detuvo a Shi. El lugar se encontraba a sólo 500 metros de la comisaría de policía y de las oficinas de gobierno local.