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Nuevo retraso en la norma que controlará el ruido de las ciudades

El 71% de las casas recibe en su fachada más decibelios de los aconsejados

El ruido, aunque es uno de los mayores problemas de las ciudades españolas, está inmerso en tal dispersión legislativa que ensordece a todos los responsables. Media docena de directivas europeas, 10 decretos, reglamentos y leyes estatales, normativas al menos en siete comunidades autónomas y cientos de ordenanzas municipales enmarañan el asunto, según reconoce la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Vivienda en un informe que acompaña la ley que pretende por primera vez unificar criterios y ordenar el jaleo. Sin embargo, esta norma ha sufrido un nuevo retraso.

Es ya un tópico decir que España se sitúa a la cabeza de los países más ruidosos del mundo industrializado, tras Japón. Entre las ciudades de la UE, Madrid figura en el pelotón de las más escandalosas. El 55% de las fachadas de las viviendas españolas están sometidas a niveles diurnos superiores a los 65 decibelios; el 71% soportan niveles nocturnos por encima de los 55 decibelios (ambos son los límites aconsejados por la Organización Mundial de la Salud). En Madrid, en concreto, esos topes los supera un 80% de la almendra central, según detalla Arturo Gonzalo Aizpiri, director general de Política Ambiental y que anteriormente dirigió la Agencia de Medio Ambiente de Madrid. Es un mapa acústico alarmante", dice. Además, la diferencia entre los niveles medios diurnos y nocturnos no excede, en la mayoría de los casos, de los ocho decibelios, cuando al menos la noche debería ser 15 decibelios más silenciosa.A pesar del estrepitoso vacío, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente no acaba de sacar a la luz la norma. Ya en agosto de 1993 anunció con gran publicidad que el texto legal sobre el ruido estaba redactándose. El principal problema es el rango de la norma. Gonzalo Aizpiri explica que, cuando el decreto ya estaba listo, los servicios jurídicos les aconsejaron darle carácter de ley, porque entra en competencias municipales, en concreto de planificación urbanística. De ahí que ahora se haya previsto incluir lo relativo al ruido en la Ley General de la Atmósfera, que viene a modificar otra, ya totalmente obsoleta, de 1972.

Entre las comunidades pioneras en esta regulación figura Navarra, que obliga a los municipios de más de 10.000 habitantes a poner coto a ruidos y vibraciones.

El cascabel de la ley

"Es un asunto complicado de regular", señala Gonzalo Aizpiri. "Se ha actuado hasta ahora sobre los niveles de emisión (el ruido que pueden meter aparatos y actividades). Pero ponerle el cascabel al gato es regular los niveles de inmisión, el ruido que reciben las personas". Ahí viene lo novedoso de la ley. En el proyecto de texto se clasifican áreas de recepción acústica dentro de los núcleos urbanos, desde las silenciosas hasta las ruidosas. "Para cada zona se establecen niveles de inmisión. Eso supone ordenar las ciudades y actuar sobre la planificación urbanística, especialmente en los desarrollos (nuevos barrios) de las poblaciones y en las normas de construcción", explica Gonzalo Aizpiri. La ley prevé además que se facilite información permanente al ciudadano sobre todo lo agresivo que contenga la atmósfera, desde sustancias contaminantes hasta sonidos especialmente molestos.En este caso, ni siquiera la legislación de la UE ha servido de acicate. Como reconoce el estudio ministerial: "La actuación de la UE en esta materia se produce de forma tardía y, una vez iniciada, los resultados son bastante escasos y lentos". El 80% del origen del ruido es el tráfico. Aunque en los últimos años el ruido que desprende un automóvil se ha reducido a la mitad, el alboroto que monta todo el parque automovilístico español no se ha reducido, precisamente por la intensificación del tráfico. Tras los vehículos, los locales de ocio y la maquinaria de obras son las mayores fuentes de ruidos.

Los ciudadanos empiezan a cansarse. Si en el País Vasco se formó hace dos años la Red Ciudadana contra el Ruido, en Andalucía se ha elaborado un mapa acústico de las 18 mayo res ciudades, que confirma que las urbes del sur son más bulliciosas que Europa en general.

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