¿Hacia un Maastricht-2?
Es más que preocupante el desinterés mostrado por los partidos ante los presupuestos para 1996: es una frivolidad. Máxime en este momento, por dos circunstancias específicas: los datos de la coyuntura son buenos y van acompasados en el ritmo, por lo que necesitan de un acompañamiento de los números públicos en la misma dirección; en segundo lugar, porque estos presupuestos son más decisivos que ningunos otros para la presencia de España en la UEM. Sorprende que quienes van a tener que aplicar estos presupuestos muy próximamente (u otros muy similares; no cabe en cabeza alguna que el PP rectifique el rumbo que nos lleva a la Europa unida), desprecien el texto del Gobierno y anuncien medidas a la totalidad sin manifestar, al mismo tiempo, las razones técnicas que les llevan a esa conclusión.El ínfimo debate habido hasta ahora sobre los presupuestos se ha quedado en su fase preliminar; a los participantes -incluida la patronal- les interesa solo quien manda, es decir, quien elabora los presupuestos; por lo tanto, una dimensión estrictamente política del asunto. Esta versión- instrumental del problema afirma que los inversores sólo aprecian quien lleva el timón, puesto que está claro hacia donde vamos. Pero los presupuestos no sirven solo a los inversores, sino que determinan el modelo de sociedad que se construye; la decisión de mantener los gastos sociales disminuyendo el crecimiento de la inversión pública, por ejemplo, parece ser asumida por todas las fuerzas políticas, como si no hubiera formas ideológicas diferentes de hacer las cosas. ¿Opinan lo mismo sobre este asunto los conservadores que, vienen que los socialistas que se van?.Si por la situación política no se aprobaran los presupuestos, habrá una prórroga de los mismos. Unos presupuestos prorrogados por decreto son, por definición, austeros. Pero no basta. Para ajustarse a los criterios de convergencia hace falta un nuevo recorte de 400.000 millones. ¿A nadie le interesa de dónde van. a salir? ¿No hay alternativas o la única discusión posible es la fecha de convocatoria de las elecciones?.
Pero es que además, el debate continúa en Europa. Hay quienes piensan que quizá no sean bastantes las cautelas puestas para conseguir que, lograda la moneda única, ésta permanezca estable y la política económica de la UE no genere de nuevo inflación y déficit. Nadie ha pronunciado aún en alto el concepto de un Maastricht-2, pero los dirigentes alemanes están lanzando el run-run de nuevas reformas y más sacrificios. En una entrevista a la revista Focus, el ministro de Hacienda alemán, Theo Waigel, es muy explícito sobre ello: "Yo no permitiré que se ablanden [los criterios de convergencia]", pero "es necesario introducir una garantía adicional de disciplina presupuestaria para la fase final de la Unión Monetaria. Para ello no es necesario enmendar el Tratado sino sólo aprobar un acuerdo en base al cual los países se comprometan a seguir adoptando un comportamiento de estricta disciplina presupuestaria. Sería una especie de acuerdo de Schengen sobre la política financiera y presupuestaria... Considero que los países signatarios del acuerdo deberían comprometerse a ir más allá de los criterios de Maastricht. Tras la introducción de la moneda única deberían revisarse a la baja los criterios actuales en una fase de normalidad, es decir, que se debería reducir la carga de la deuda a menos del 60% y el déficit a menos del 3%". Se habla de un 1% máximo de déficit público.
¿Que opinan nuestros representantes del nuevo ajuste que se avecina, cuando aun no han consensuado aquel al que nos hemos comprometido?.
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