Silencio total de la prensa china sobre Hillary Clinton
Para la mayoría de la población china, Hillary Rodham Clinton no ha estado en Pekín. Su llegada fue anunciada por la prensa del día anterior, pero su paso por la Conferencia sobre la Mujer ha quedado después totalmente silenciado. La intervención de la esposa del presidente de Estados Unidos, denunciando la violación de los derechos humanos en China, aunque nunca mencionó expresamente al país anfitrión, ha molestado al Gobierno chino. "Seguramente sabían que ella debía hacer algún gesto tras la presión republicana para que no viniera, pero el silencio de la prensa es elocuente", decía una fuente diplomática. El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, afirmó ayer que su esposa no quiso señalar expresamente a China en su intervención, informa Reuter.Ni la televisión, ni los periódicos chinos han recogido siquiera la presencia de Hillary Clinton, que ayer visitó el foro alternativo de Huarú, donde apoyó claramente a las ONG frente a la ausencia de "libertad de expresión" en China. La intervención de Hillary, además, se realizó sólo ante 1.500 personas -la capacidad del centro de convenciones donde habló-, debido al obligado cambio de escenario toda vez que el lugar previsto inicialmente era el estadio Kumba, con capacidad para 15.000 personas.
Ni siquiera los corresponsales de las mayores agencias de prensa, ni el del rotativo The New York Times, pudieron escuchar las palabras de Hillary Rodham. En medio de empujones, zarandeos y frustración de los 500 periodistas que se quedaron en la puerta, donde esperaban desde hacía horas y pugnaban por entrar, solamente lo consiguieron los 10 periodistas que iban en la delegación que acompañaba a la primera dama estadounidense. Una organizadora del acto pidió con un megáfono que no cundiera el pánico y que las personas que no podían entrar, a quienes los cordones policiales impedían marcharse, cooperaran, informa Efe.
Claro está que, para compensar, la cadena CNN hizo un amplio despliegue informativo sobre el "éxito" de la visita de Hillary a Pekín.
Las publicaciones internas de la conferencia, muchas financiadas por otros países o la ONU, fueron los únicos rotativos, de difusión muy restringida, que recogieron el varapalo. Mientras los corresponsales extranjeros escribían sus crónicas al respecto, el canal televisivo que cubre la conferencia para todo el país emitía reportajes o repetía las intervenciones de las representantes chinas.
Sólo la comunidad internacional de Pekín, que suele adquirir la prensa de Hong Kong, pudo leer la noticia del día, con la que abría precisamente el rotativo más prestigioso, el South China Morning Post, que se vende libremente en el país.
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