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El 'Rainbow Warrior' navega rumbo a Mururoa

Enric González

ENVIADO ESPECIALEl Rainbow Warrior zarpó ayer del puerto de Papeete, en Tahití, rumbo al atolón de Mururoa. Otros dos buques de la organización ecologista Greenpeace, el Greenpeace (procedente de Barcelona) y el Vega, navegan también hacia el atolón, mientras el velero norteamericano Manitea es esperado mañana en la isla de Nuku Hiva para una última escala y cientos de nativos maoríes se disponen a hacerse a la mar, pese al fuerte oleaje, a bordo de canoas. El Rainbow Warrior debería llegar el lunes a las cercanías de Mururoa.

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Todas las informaciones indican que el primer ensayo nuclear francés, tras la ruptura de la moratoria decidida por Jacques Chirac, se producirá entre el 1 y el 8 de septiembre.El bloqueo de la Marina de guerra en tomo a Mururoa: se basará en una orden del Alto Comisariado en Polinesia, emitida el 23 de junio, según la cual "el ejercicio del derecho de paso inofensivo por las aguas territoriales que bordean los atolones de Mururoa y Fangataufa queda suspendido ( ... ) hasta el 31 de mayo de 1996", fecha fijada por Chirac como límite para los ocho últimos ensayos nucleares franceses.

"Los franceses dicen que ocho ensayos y basta. Pero, entonces, ¿quién firmará el año próximo el tratado de prohibición de ensayos nucleares? ¿Quién tendrá argumentos para disuadir a países no occidentales como China, Pakistán, India o incluso Irak, de que ya no podrá haber más pruebas? Es ahora o nunca. Si no conseguimos que Chirac dé marcha atrás la semana que viene, no nos libraremos jamás de la pesadilla atómica", declaró ayer a EL PAÍS el líder independentista polinesio Oscar Temaru.

Nadie investiga

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Antiguo empleado de aduanas en Mururoa y residente en el atolón durante las pruebas nucleares atmosféricas de 1966 a 1968, las cuales, según el propio Gobierno francés, resultaron contaminantes, Temaru tiene motivos para oponerse al arma atómica. Él mismo sufrió radiaciones, y en 1970 su hijo mayor, Tuldo, quedó completamente inválido a la edad de cinco años, sin que ningún médico pudiera explicar la causa. "No puedo estar seguro", afirmó Temaru, "de que mi hijo esté pagando mi exposición a la radiactividad. Pero hay otros como él, y nunca nadie investigó nada". Un total de 56 personas-residentes en Mururoa entre 1966 y 1968 han presentado denuncias sobre presuntos efectos de la radiactividad en ellos o sus descendientes.

Las consecuencias de la radiación en el atolón deshabitado de Fangataufa, contiguo al de Mururoa, son perfectamente visibles. Desde la explosión termonuclear Canopus de 1968, con una potencia de 2,6 megatones (173 veces la de Hirosima), la fauna ha desaparecido casi por completo. Aun siendo mucho más seguras las condiciones de las inminentes pruebas subterráneas, inocuas según la Marina francesa, el capitán John Campbell, comandante del buque oceanográfico neozelandés Tui, no está convencido, y ayer anunció que seguiría los ensayos "a distancia y contra el viento" por si "se produjera un accidente nuclear". "Es poco probable, pero posible", declaró Campbell.

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