Toros impresentables
Será casualidad, pero llegan Espartaco y Jesulín y toda la pretendida seriedad de la plaza de Málaga se derrumba estrepitosamente. Los toros de Osborne eran novillos impresentables, sin trapío, sin cabeza, y destinados, sin duda, para un coso de tercera y no para uno que pretende acceder a la primera categoría.
Pero las figuras mandan y la autoridad claudica. Al fin y a la postre, tampoco ocurre nada porque el público, mayoritariamente analfabeto en cuestiones taurinas y exageradamente triunfalista, pasa de fraudes tan burdos a sus propios bolsillos.
Los novillos, además, desarrollaron nobleza, algunos tuvieron recorrido, y otros como el segundo, bravo en el caballo, y el tercero, salieron dispuestos a protagonizar faenas grandes si los toreros hubieran adoptado actitudes distintas.
Osborne / Espartaco, Jesulín, Conde
Don Quijote: Marius Petipa / Ludwig Minkus; Fratres: Víctor Ullate / Arvo Pärt; Tchaicovsky Pas de Deux: George Balanchine / Piort Ilich Chaicovski; Arrayan daraxa:V. Ullate / Luís Delgado; Coppelia: Arthurt Saint-Leon-Petipa-Leon Fokin / Leo Delibes; El lago de los cisnes (adagio del segundo acto): P. I. Chaicovski / Lev Ivanov; La bella durmiente: P. I. Chaicovski / M. Petipa; Voila c'est ça: V. Ullate Ogada-Tagorc-Hamza El Dim. Teatro de Madrid. 17 de agosto.
Cinco toros de José Luis Osborne, impresentables, blandos y muy nobles; y uno, el 5º, de Los Recitales, manso
Jesulín de Ubrique: ovación en ambos. Javier Conde: oreja y palmas.
Espartaco: silencio y oreja
18 de agosto. 6a corrida de feria. Lleno.
Espartaco, por ejemplo, cortó una oreja tras una labor de cierta entrega ante el toro más parado. A pesar de su tesón y técnica, sólo consiguió algunos muletazos de buena factura. Lo cierto es que no es, ni por asomo, el torero pletórico de otros años. Muy dubitativo y desangelado se mostró ante su primero, con el que no se confió nada en una actitud excesivamente conformista.
Jesulín no tuvo recato alguno en desaprovechar el mejor toro, el segundo, que embistió larga y repetidamente a una muleta populachera y superficial. Una sola tanda de derechazos mandones y ahí se acabó la historia. Todo lo de más, su toreo ventajista y el bajonazo final, fue impropio de quien se considera figura. En el quinto lo hizo aún peor, que ya es difícil.
Conde hubiera conseguido un gran triunfo si expone en su primero algo más que bonitas posturas. Arriesgó lo mínimo en un toreo de floritura, con aroma pero sin hondura. El toro ganó la pelea, a pesar de que la oreja se la con cedieron al torero.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.