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FERIA DE MÁLAGA

Toros impresentables

Antonio Lorca

Será casualidad, pero llegan Espartaco y Jesulín y toda la pretendida seriedad de la plaza de Málaga se derrumba estrepitosamente. Los toros de Osborne eran novillos impresentables, sin trapío, sin cabeza, y destinados, sin duda, para un coso de tercera y no para uno que pretende acceder a la primera categoría.

Pero las figuras mandan y la autoridad claudica. Al fin y a la postre, tampoco ocurre nada porque el público, mayoritariamente analfabeto en cuestiones taurinas y exageradamente triunfalista, pasa de fraudes tan burdos a sus propios bolsillos.

Los novillos, además, desarrollaron nobleza, algunos tuvieron recorrido, y otros como el segundo, bravo en el caballo, y el tercero, salieron dispuestos a protagonizar faenas grandes si los toreros hubieran adoptado actitudes distintas.

Osborne / Espartaco, Jesulín, Conde

Don Quijote: Marius Petipa / Ludwig Minkus; Fratres: Víctor Ullate / Arvo Pärt; Tchaicovsky Pas de Deux: George Balanchine / Piort Ilich Chaicovski; Arrayan daraxa:V. Ullate / Luís Delgado; Coppelia: Arthurt Saint-Leon-Petipa-Leon Fokin / Leo Delibes; El lago de los cisnes (adagio del segundo acto): P. I. Chaicovski / Lev Ivanov; La bella durmiente: P. I. Chaicovski / M. Petipa; Voila c'est ça: V. Ullate Ogada-Tagorc-Hamza El Dim. Teatro de Madrid. 17 de agosto.

Cinco toros de José Luis Osborne, impresentables, blandos y muy nobles; y uno, el 5º, de Los Recitales, manso

Jesulín de Ubrique: ovación en ambos. Javier Conde: oreja y palmas.

Espartaco: silencio y oreja

18 de agosto. 6a corrida de feria. Lleno.

Espartaco, por ejemplo, cortó una oreja tras una labor de cierta entrega ante el toro más parado. A pesar de su tesón y técnica, sólo consiguió algunos muletazos de buena factura. Lo cierto es que no es, ni por asomo, el torero pletórico de otros años. Muy dubitativo y desangelado se mostró ante su primero, con el que no se confió nada en una actitud excesivamente conformista.

Jesulín no tuvo recato alguno en desaprovechar el mejor toro, el segundo, que embistió larga y repetidamente a una muleta populachera y superficial. Una sola tanda de derechazos mandones y ahí se acabó la historia. Todo lo de más, su toreo ventajista y el bajonazo final, fue impropio de quien se considera figura. En el quinto lo hizo aún peor, que ya es difícil.

Conde hubiera conseguido un gran triunfo si expone en su primero algo más que bonitas posturas. Arriesgó lo mínimo en un toreo de floritura, con aroma pero sin hondura. El toro ganó la pelea, a pesar de que la oreja se la con cedieron al torero.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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