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Carlos Fuentes subraya la importancia de la imaginación literaria ante los cambios históricos

El escritor mexicano clausuró los cursos de verano de la Complutense en El Escorial

El escritor mexicano Carlos Fuentes clausuró ayer los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial con un discurso titulado El cambio histórico y la imaginación literaria. Centrándose en el desarrollo de lo que apunta el título, el autor de La muerte de Artemio Cruz hizo gala de la lucidez intelectual que lo distingue, señalando los conflictos de este fin de milenio, y la forma en que los escritores del pasado han sabido acercarnos a la realidad por medio de la fantasía. Los cursos de la Complutense han durado siete semanas y a ellos han asistido cerca de 8.000 alumnos.

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Faltan cinco años para el fin de la década, del siglo, del milenio. Carlos Fuentes recordó esta encrucijada para empezar un discurso revelador, inquietante, esperanzado. "El milenio acaba pero eso no explica nuestra sensación de que algo termina, de que algo comienza", dijo Fuentes. "Es un tiempo difícil de definir por la brevedad de nuestro siglo y el asombró, el miedo que sentimos ante el nuevo milenio". "Nuestro siglo es muy corto comparado con el XIX, que empezó en 1776 con las revuelta para la independencia en Estados Unidos o en 1789, con la Revolución Francesa, y terminó en 1914 con el inicio de la Primera Guerra Mundial. La anchura cultural del XIX va desde el nacimiento de la sensibilidad romántica hasta la primera exposición cubista, en 190T', afirmó. "Nuestro breve siglo cultural comienza con Picasso y termina también con él".

Club de nostálgicos

"Hoy, que nos encontramos a la sombra de la anarquía mundial podría crearse un club de nostálgicos de la guerra fría", dijo con humor, pero pregunta también quién no celebró el fin de este conflicto. "El fin de la guerra fría dio lugar al momento en que las culturas del mundo podrían manifestarse con autenticidad y decidieron convertirse en los actores estelares y no en los simples secundarios de la historia". Pero eso ha tenido consecuencias y "también ha traído regresiones a esas cosas que creíamos muertas, congeladas en el refrigerador de la rivalidad entre EE UU y la URSS, como el nacionalismo o el tribalismo intolerante".

"¿Qué son estas deformaciones sino la necesidad de contar con un amparo, un techo? ¿Por qué el mundo desarrollado está dominado por la xenofobia, la avaricia, la violencia, el fundamentalismo de mercado?", se pregunta Fuentes. "El mundo desarrollado tampoco ofrece techos de protección. Todos estamos a la intemperie. Hay miedo e impotencia en el mundo. Las cosas se desploman y dejamos atrás un siglo de grandes luces científicas, enormes sombras políticas y un retraso moral".

Pero el escritor no cierra las puertas ni cae en un optimismo ingenuo. "La historia se niega a aceptar su propia muerte, desea mantener la continuidad de la vida a pesar de la inevitabilidad de la muerte".

Fuentes señala tres objetivos primordiales: "salvar la casa común: el planeta; imaginar la forma de poner límites a la explosión demográfica; y ganar los derechos de las mujeres a ser dueñas de su propia mente y su propio cuerpo". Y no deja de señalar que "carecemos de instituciones internacionales capaces de responder a estas urgencias".

Para Fuentes el intelectual juega un papel importante en todo esto. "Si no nos hacemos responsables del pasado, el futuro no se hará responsable de nosotros", dice.

"La imaginación ha sido la clave para entender el cambio histórico porque nos da la ocasión de reconocer que somos seres problemáticos', como dice Kundera".

"Hoy la imaginación litearia se ha adelantado a la falta de imaginación política", dice Fuentes, aludiendo a escritores latinoamericanos, africanos y asiáticos que surgen en la escena mundial. "El drama de la modernidad ha sido su carácter excluyente, el éxito de la modernidad que se inicia es el triunfo de la diversidad". El valor supremo para Fuentes es "mantener la continuidad de la vida". Y la imaginación literaria es el salvavidas en las aguas turbulentas del caos". Para terminar con una pregunta que responde a todo esto: "¿Puede alguien imaginar Londres sin Dickens; París sin Balzac; Oviedo sin Clarín, el amor sin Romeo y Julieta? ¿Alguien puede concebir el mundo sin Don Quijote de la Mancha?"

Fuentes no dejó de mencionar, antes del discurso, lo "profundamente" que lamentaba la muerte de Julio Caro Baroja. "A mí personalmente me introdujo a todo un mundo de la imaginación española, historias de Galicia, las historias de las brujas, de la imaginación fantástica de España".

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