Un trampolín alternativo

Varias compañías internacionales se presentaron en Edimburgo, en 1947, sin haberse asegurado un hueco en el programa oficial. Ni cortos ni perezosos montaron sus respectivos espéctaculos en diversos escenarios de la ciudad. Así nació el Fringe, el festival alternativo de las artes escénicas que sirve hoy de trampolín hacia el estrellato mundial.En su presente edición el programa promete un total de 1.237 producciones de compañías procedentes de 35 países. La oferta incluye desde actuaciones de humoristas y titiriteros, comedias, piezas dramáticas, musicales y danza hasta charlas y espectáculos dirigidos a los más pequeños.

El panorama cultural de Edimburgo no concluye con estas actuaciones o improvisaciones artísticas. Otra serie de festivales coinciden en la ciudad. El de Televisión sirve con frecuencia como foco de debate y crítica sobre la evolución de las principales cadenas nacionales.

Las más recientes producciones cinematográficas británicas se estrenan en el Reino Unido durante el Festival de Cine. Éste es el caso de Tierra y libertad, la película de Ken Loach sobre la guerra civil española, que inaugura el encuentro, y Small faces, del escocés Gillies MacKinnon.

Entre las innovaciones de la 49ª edición destaca una sección titulada Frame by frame (Fotograma a fotograma) en la que una serie de directores analizará secuencias de sus trabajos.

Este año se celebra también el Festival del Libro con la presencia garantizada de Joanna Trollope, Iain Banks y Roy Jenkins, entre otros autores. Y, para los aficionados al arte clásico, es obligada una visita a la National Gallery, donde reposa este verano la escultura de Cánovas Las tres Gracias.