1.416 actuaciones convierten el Festival de Edimburgo en centro internacional de las artes
El director de orquesta Claudio Abbado inaugura mañana el encuentro cultural
Los residentes huyen de la ciudad. Dejan atrás pisos y apartamentos donde se instalarán durante tres semanas cientos de británicos y extranjeros. Llegan puntuales a su cita anual, el Festival Internacional de Edimburgo, que se inaugura hoy con un concierto dirigido por Claudio Abbado. Los aficionados pararán poco en sus domicilios temporales. Con 179 espectáculos oficiales y 1.237 producciones del Fringe, festival alternativo, no hay duda de que pasarán la mayor parte del tiempo entre los teatros y salas de conciertos, entre los bares y las calles de Edimburgo.
El programa de la 490 edición incluye estrenos europeos y mundiales en los géneros habituales del festival: ópera, teatro, danza y música. En esta ocasión, el director artístico, Brian McMaster, dedica un ciclo especial de espectáculos a la obra del compositor checo Antonin Dvorák. Rescata su opera The Jacobin y organiza una serie de conciertos a cargo de la Orquesta de Cámara Escocesa.Pero quizá la oferta operística destaca por la llegada a Edimburgo de la ópera de Kirov. Su actual director, Valeri Gergiev, ha reunido un grupo extraordinario de cantantes cuya destreza recuerda con frecuencia los días gloriosos de Maryinski. La compañía, integrada por 275 profesionales, monta La leyenda de la Ciudad Invisible de Kitezh y Sdako, de Rimski Korsakov.
Pina Bausch acerca su producción Nelken (Claveles), de 1982, a la audiencia del festival. En esta obra, la coreógrafa alemana fusiona la danza con el teatro para indagar con humor en las grandes cuestiones de la vida y del amor. Su puesta en escena impacta desde los primeros decorados, con miles de claveles esparcidos por el suelo. Bausch participó en el festival en 1992, pero es la primera vez en 13 años que acude al Reino Unido con su compañía de 35 bailarines.
El artista americano Bill T. Jones presenta Still/Here (Aquí/Todavía), un espectáculo multimedia que suscitó fuertes polémicas en su país de origen. Homosexual y seropositivo, Jones enfrenta a la audiencia y a sus colaboradores con el tema de la muerte. La estructura de Still/Here escapa a los cánones habituales del teatro clásico. Incluye una serie de vídeos con textos poéticos narrados por enfermos terminales e interpretados visualmente por un grupo de artistas jóvenes.
El director francés Patrice Chéreau adapta para el teatro el texto En la soledad de los campos de Algodón, de Bernard-Marle Koltés. El propio Chéreau, realizador de la película La reina Margot, interpreta la figura del comerciante en esta investigación de las relaciones humanas y del lenguaje. Su compañero de escena, Pascal Gregory, actuó también en el mencionado largometraje.
La presencia española sobresale en el capítulo musical María del Mar Bonet es curiosamente una sorpresa de última hora. Sustituye a Chavela Vargas, quien ha debido retirarse del programa por problemas de salud. La cantante balear, acompañada de cinco músicos, acerca a Edimburgo ritmos y melodías mallorquinas, andaluzas, árabes y griegas. Su repertorio, Salmaia, está inspirado en las leyendas, literatura y bailes del Mediterráneo.
Alicia de Larrocha recupera a través del piano dos sonatas de Soler y seis piezas del maestro Granados. Pero, además, tocará en el Queen's Hall de Edimburgo el Carnaval, de Schumann. En el mismo escenario, la soprano Itxaro Mentxaka y el tenor Jordi Galofré cantan temas clásicos españoles acompañados al piano por Bartomeu Jaume.
Pero, además, otros intérpretes y orquestas de renombre internacional se dan cita en Edimburgo. María Joáo Pires, una de las grandes pianistas del mundo, toca al piano piezas de Schumann, Mozart y Chopin. Y, merced al esfuerzo de colaboración de tres festivales de música clásica, el público podrá escuchar el Requiem por un joven poeta, de Zimmermann. Supone un acontecimiento único dada la envergadura de esta obra coral compuesta para una orquesta de 85 instrumentalistas e intercalada por textos variados.
El festival ha crecido progresivamente desde su fundación, en 1947, hasta convertirse hoy en la cita cultural más importante del mundo. Su popularidad ha penetrado incluso hasta las artes cibernéticas. Este verano, por primera vez, se puede revisar el programa del Fringe a través de la red Internet, que quedará abierta a los comentarios y críticas de sus usuarios.
Los organizadores superan nuevos retos en cuanto a calidad y cantidad de la oferta de cada edición. Pero su esfuerzo es, por lo general, gratamente compensado. El año pasado, por ejemplo, se vendió un total de 400.000 localidades, con un incremento del 30% respecto a la edición anterior.
Babelia
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