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Estados Unidos se opone en la conferencia de Bioseguridad a regular los organismos modificados genéticamente

Estados Unidos, el país que más ha invertido hasta ahora en ingeniería genética (un 80% del total en el mundo), se manifestó ayer contrario a un protocolo internacional vinculante para regular la producción y emisión de organismos modificados genéticamente (OVM), en la Conferencia sobre Bioseguridad que la ONU celebra esta semana en Madrid.Sus razones son que cada país tiene unas circunstancias distintas que no serían contempladas por un protocolo internacional y que la biotecnología no entraña más riesgos que cualquier otra tecnología. Los que se le atribuyen por ahora nacen, según Estados Unidos, de la pura especulación.

Jorge Illueca, director ejecutivo de Gestión Ambiental del PNUD, afirmaba ayer que la postura de Estados Unidos es comprensible, "porque detrás de la biogenética en este país están las industrias más poderosas, la química y la agroalimentaria, que ejercen una enorme presión". "Además", añadía, "los accidentes que se han producido hasta el momento, como consecuencia de la biogenética, han sido muy pocos, mientras que los beneficios que se obtienen son muchos. Para la ONU, la mayor prioridad es que se logre un consenso internacional voluntario para marcar la actuación en este campo, porque hasta que se consiga aprobar el protocolo pueden pasar cinco años, y la industria biogenética se está desarrollando muy deprisa".

Richard Schweiger, portavoz del Community Nutrition Institute, una ONG estadounidense, se quejó de la actitud de EE UU en este campo. "Nosotros llevamos anos advirtiendo a nuestro Gobierno sobre los riesgos de la ingeniería genética, pero no nos hacen caso. Están dispuestos a asumir demasiados riesgos por la rentabilidad de la biotecnología, pero lo peor es que no los asumen dentro de sus fronteras, sino fuera".

La delegación española se manifestó "totalmente partidaria del protocolo", e insistió en que había que ser muy claro en la regulación de la trasmisión transfronteriza de los OVM y muy eficiente en la creación de capacidad de desarrollo y regulación de la biotecnología en los países del Tercer Mundo, aunque no se manifestó en cuanto a la modalidad del protocolo.

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