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Estar y ser, según los criterios de oficio

¿Las 42 mejores películas españolas? ¿Por qué no las 93 o las 121 mejores? Hay una excusa estadística: los filmes que si guen a estos 42 tienen muchos votos menos que ellos, argucia que no atenúa, sino que acentúa, el artificio seleccionador, viciado de origen: el voto de profesionales del cine, a quienes se atribuye temerariamente la posesión de un criterio igualmente profesional en sus opiniones sobre obras ajenas.Está más que probado -¿no bastan las barbaridades que oímos en las tronchantes proclamaciones de oscars, goyas o césares?- que los criterios de oficio conducen muchas veces a opiniones de nula profesionalidad, porque obedecen, conscientemente o no, a puntos de vista interesados y prepotentes, ya que se derivan de un "yo sé de esto" no siempre fundado, pues abunda el buen cineasta pésimo juzgador de sus colegas.

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DE FLORIÁN REY (1930) A FERNANDO TRUEBA (1992)
Las 42 películas del cine español

Es evidente que en esta lista de 42 filmes son todos los que están. Pero en modo alguno están todos los que son. Y esto la convierte en un cambalacheo carente de rigor, deleznable, gravemente injusto.

Hay decenas de filmes excluidos que nada tienen que envidiar a los elegidos, e incluso que conservan más resonancia o prolongación histórica que muchos de los que están, lo que no quiere decir que la estancia de éstos sea inmerecida, sino que es gravemente incompleta. Por ejemplo: ¿es de profesionales ignorar Vida en sombras, de Llobet? ¿Merece el calificativo de experta la inclusión tan sólo de Marcelino, pan y vino en la obra española de Ladislao Vajda, mientras se dejan fuera Mi tío Jacinto y El cebo?

Si se incluye en, la lista la obra de Vajda, ¿por qué se excluye a André Malraux y se deja fuera La esperanza, obra que rezuma España por los cuatro costados y que fue hecha por profeslonales de aquí?

¿Qué decir, sino taparse la boca para que no salga la carcajada, de la ausencia de Tierras sin pan, de Buñuel? ¿No es en exceso restrictivo meter en la lista una sola obra de Edgar Neville? Si con toda justicia está dentro la formidable El desencanto, ¿qué ejercicio de ceguera profesional impide incluir también a la no menos formidable réplica que dio a esta película Ricardo Franco en Después de tantos años? ¿Y, puesto que estamos en Ricardo Franco, qué o quién excluye Los restos del naufragio?

¿Qué credibilidad puede darse a una lista que incluye, y bien incluida, El pisito, mientras echa fuera El cochecito, un Filme genial? Si justo es meter (ahí están los caminos que abrió al cine español) Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¿qué trituradora echa fuera del corral La ley del deseo, obra de muy superior rango del mismo Almodóvar? La antiprofesionalidad de esta laguna hiere la vista: puro y simple analfabetismo, una vulgar elección de oído al taquillaje, no a las leyes de la permanencia.

¿Nada significa para los linces Arrebato, de Iván Zulueta; Innisfree, de José Luis Guerin; Días tras día, de Antonio del Amo; Nueve cartas a Berta, de Basilio Martín Patino; Noches de vino tinto, de José María Nunes, entre muchas otras obras con oficio y huella?

¿Qué tipo de olvido profesional es el que destierra al vacío a Antonio Drove, Manuel Gutiérrez Aragón, Imanol Uribe y otros que, con manga estrecha, tienen detrás un par de obras indiscutibles? Y así, ad náuseam.

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