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Hacienda rechaza el impuesto de sociedades de CiU por deficiencias técnicas y por hundir la recaudación

Hacienda rechaza de plano el modelo de reforma del Impuesto de Sociedades que propone Convergencia i Unió (CiU). Considera que las enmiendas propuestas por el grupo catalán, recibidas en la Secretaría deEstado el 20 de junio pasado, empeorarán técnicamente el impuesto y provocarán una pérdida notable de recaudación. Cita en concreto las propuestas para mantener la exención por reinversión y que algunas deducciones sean permanentes, aspectosque, en su opinión, estaban descartados en un pacto entre PSOE y CiU. Los nacionalistas catalanes lo niegan y el grupo socialista dice que sólo son borradores. Hacienda apuesta ahora porque la mayor parte de la reforma no entre en vigor en 1996.

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Las exigencias de CiU con respecto al impuesto de sociedades y los acuerdos que suscribe el grupo parlamentario socialista, parecen haber colmado el vaso de la paciencia del Ministerio de Economía. El malestar en Hacienda obedece a que las importantes leyes fiscales tramitadas últimamente se han modificado tanto durante los debates parlamentarios que han p9rdido el norte que les fijó el Gobierno. Mercedes Aroz, del grupo socialista, está radicalmente en contra de esta visión: "Los debates y el consenso han sido muy positivos porque han mejorado estas leyes", afirma.El caso más claro es la Ley General Tributaria, que hoy se aprueba en el pleno del Senado. El Gobierno pretendió compensar la rebaja de sanciones por fraude fiscal reforzando las competencias de la inspección. El resultado será una ley que suaviza el castigo a los defraudadores y que, en temas como el fraude de ley, la investigación de cuentas corrientes o el acceso al domicilio, deja a la inspección en peores condiciones. Se ha roto el equilibrio y ya es prácticamente irremediable.

Ahora no se quiere repetir la experiencia con un impuesto de capital importancia como es el que grava los beneficios de las empresas. El objetivo del Gobienio es, en el impuesto de sociedades, reducir el impacto de la inflación en los balances a cambio de, por ejemplo, eliminar las deducciones con caracter permanente y reforzar los mecanismos de lucha contra el fraude.

El grupo parlamentario socialista, obligado a obtener apoyos para sacar adelante la ley, accedió a las pretensiones, de CiU en dos aspectos: un mejor tratamiento fiscal para las pequeñas y medianas empresas y no empeorar las ventajas del leasing (arrendamiento financiero). A cambio, CiU se comprometía a no presentar enmiendas en aspectos como la exención por reinversión (cuando la empresa vende, por ejemplo, un edificio y la plusvalía la reinvierte), el mantenimiento con caracter fijo de la deducción del 5% por inversiones. Sin embargo, Hacienda recibió el pasado día 20 de junio un paquete de enmiendas de Ci]U que no respetarían este pacto (ver cuadro).

Este extremo es negado rotundamente por el diputado catalán Francesc Homs: "El impuesto de sociedades es muy amplio, hay otros aspectos que queremos modificar, pero no nos hemos saltado ningún pacto". También lo niega Mercedes Aroz: "Se trata sólo de borradores que en las próximas semanas se plasmarán en acuerdos".Tras la cumbre de ayer, las dos fórmaciones políticas han acordado un calendario para seguir debatiendo. Por ello, Aroz considera "inadmisibles" las críticas de Hacienda.

Cajón desastre

Pero, según el punto de vista del ministerio, con los planteamientos de CiU, la reforma del impuesto de sociedades se convertirá en un cajón de sastre, con importantes deficiencias técnicas y con una sensible pérdida del poder recaudatorio de este impuesto, ya de por sí bastante escuálido. Por ello se plantea como mejor solución que la reforma no entre en vigor en 1996, en contra de lo inicialmente previsto. Los plazos de presentación de enmiendas se han aplazado varias veces, la última ayer mismo, hasta el mes de septiembre.

En Hacienda se trabaja ahora con esta hipótesis de aplazamiento -Aroz insiste por el contrario en mantener la fecha de 1996-, pero no se renuncia a que en la Ley Financiera de Acompañamiento de los Presupuestos se introduzcan los cambios más perentorios. Por ejemplo, los acuerdos previos en materia de precios de transferencia (los que pagan las filiales a las matrices por prestación de servicios y compra venta de bienes). Para ello, se apunta la conveniencia de que el PSOE busque otros apoyos distintos al de CiU.

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