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TERROR EN EL CAÚCASO

El 'comando' pacta la liberación de rehenes a cambio de un alto el fuego en Chechenia

ENVIADO ESPECIALShamil Basáiev, el jefe de los guerrilleros chechenos que desde el miércoles mantienen en una permanente pesadilla a la población de Budiónnovsk, y el primer ministro ruso, Víctor Chernomirdin, llegaron ayer a un acuerdo de principio para que los rebeldes independentistas liberen a la gran mayoría de los cientos de rehenes que mantienen en el hospital de esta ciudad norcaucásica a cambio de que el Gobierno ruso cese las operaciones militares en Chechenia y envíe negociadores a Grozni para entablar conversaciones con el general Dzhojar Dudáiev.

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La noticia del acuerdo entre Chernomirdin y Basáiev reanimó ayer a Budiónnovsk, una desangelada ciudad de la provincia de Stávropol. Las calles dejaron de ser el desierto en que se habían convertido durante los últimos cuatro días, después de que el grupo guerrillero checheno llegara a esta localidad disparando a diestro y siniestro y capturando rehenes al azar -varios miles, según algunas fuentes-, que después trasladaron al hospital.La gente volvió a salir ayer de sus casas y los coches se aventuraron de nuevo a circular por la ciudad, aunque las tiendas y el transporte público seguían sin funcionar. El dolor y la alegría se mezclaron entre la gente. Alegría por los nuevos rehenes liberados -126 mujeres y niños, lo que eleva a 534 personas el número de salvados del infierno del hospital- y dolor por las nuevas víctimas que causó el intento de asalto de las tropas rusas.

Este asalto, emprendido en la madrugada del sábado por las fuerzas federales y reanudado durante hora y media en las primeras horas de la tarde, causó la muerte de al menos 30 civiles. Basáiev, el comandante guerrillero checheno, consiguió su propósito: no fue él quien mató a las mujeres capturadas como rehenes, sino que obligó a los rusos a hacerlo al lanzar sus ataques.

Los militares, sin embargo, presentaron esta operación como un éxito rotundo. El portavoz del centro operativo de las fuerzas federales en Budiónnovsk aseguró: "No se trató de un asalto, sino de una acción dirigida a lograr condiciones para la liberación de los rehenes". El portavoz dijo que las fuerzas del grupo antiterrorista Alfa habían abatido menos a 18 francotiradores chechenos y que, según sus cálculos, en la operación de anteayer, Basáiev había perdido a un tercio de sus hombres. "Fue el éxito de los soldados lo que empujó a Basáiev a liberar a algunos rehenes", aventuró.

Pero la mayoría de las personas que tienen familiares en el hospital y los mismos rehenes no comparten esta opinión y no justifican el ataque que causó una matanza. "Ya vivíamos en condiciones horribles: aterrorizados, hacinados y con escasez de comida. Pero cuando comenzó el asalto, todo el hospital se convirtió en un verdadero infierno", relataba con la voz entrecortada por el llanto Svedana, una de las liberadas en el último grupo de 126 mujeres y niños. Durante el segundo estalló un incendio que desató el pánico entre los rehenes, que tuvieron que apagar las llamas.

Todas las liberadas consultadas aseguraban que los chechenos, dadas las circunstancias, les habían tratado bien. "Incluso nos pedían perdón por hacernos dormir en el suelo", explicó una mujer. Sobre las dos de la madrugada del domingo, el ministro, del Interior, Víctor Yerin, que se aloja en el mismo hotel que este corresponsal, recibió una llamada telefónica del viceprimer ministro, Nikolái Yegórov. El colaborador del ministro que descolgó el teléfono recibió una orden que venía directamente de Moscú: "De parte de Chernomirdin, díganle a Yerin que ni un tiro más".

Periodista muerta

En la madrugada del domingo se produjo la primera muerte entre los periodistas: Natalia Olégina, una rusa casada con un reportero alemán y que trabajaba para la revista Focus. Según relata el marido, venían de Mineralni Vodi y ya habían llegado a las puertas de la ciudad cuando los detuvieron por enésima vez. Revisaron sus credenciales, bromearon un poco y les dejaron ir. Después de haber recorrido unos 100 metros se oyeron dos disparos. Una bala hirió a Natalia, que murió a los pocos minutos en los brazos de su esposo. Un oficial se acercó y le dijo: "Perdone, ha sido un error".

Seis autobuses esperan a los guerriIleros

El líder del comando checheno, Shamil Basáiev, pidió seis autobuses para salir de Budiónnovsk con sus hombres, los cadáveres de sus compañeros y los rehenes que llevará consigo para garantizar su seguridad. A un lado de la central, de policía, los autobuses esperan la orden de ir a recoger al comando. Al otro, hay un gran camión frigorífico con los exigidos cuerpos de la docena de guerrilleros muertos.Tomarán rumbo a Chechenia, probablemente hacia la región montañesa de Vedenó, según los militares. Estos piensan que, como máximo, los guerrilleros podrán llevarse a 150 rehenes; al resto tendrán que dejarlos en libertad antes de partir porque para ellos no son más que un lastre. Además, calculan que no les quedan más de 50 hombres, y que la mitad de ellos pueden estar heridos.

"Los terroristas pueden funcionar eficazmente durante unos cuatro días. Los chechenos deben estar al limite de sus fuerzas. Y no descartamos que a mitad de camino pidan helicópteros", declaró un portavoz del Ministerio del Interior.

Según las últimas informaciones, los diputados del grupo de Serguéi Kovaliov parten mañana como rehenes con el guerrillero checheno.

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