YeItsin se mantiene al margen de la negociación con los guerrilleros
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, que llegó ayer por la mañana a Moscú tras su viaje relámpago a Halifax (Canadá), se mantuvo al margen de las negociaciones telefónicas que el jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin, mantuvo con el líder checheno Shamil Basáiev para liberar a los rehenes de Budiónnovsk. En un despacho a media luz, con un gesto de cansancio que se adivinaba pese a la penumbra inhabitual en las alocuciones oficiales por televisión, Yeltsin exhortó a sus conciudadanos a la calma y al sentido común de una forma general y pidió apoyo para los encargados de actuar contra los bandidos a riesgo de sus vidas.
El presidente no explicó si respalda el proceso negociador emprendido por Chernomirdin ni comentó el fallido asalto del día anterior, que ha causado un núrnero indeterminado de muertos entre los rehenes. El sábado, Yeltsin declaró en Halifax que él mismo decidió el asalto -antes de dejar Moscú para asistir a las reuniones de los líderes de los siete países más industrializados- en compañía del ministro del Interior, Víctor Yerin.A partir de la madrugada de ayer, el despacho del jefe del Gobierno se convirtió en un concurrido estudio de televisión, abierto a los millones de telespectadores que en diferentes ocasiones a lo largo del día pudieron seguir las conversaciones a gritos entre Chernomirdin y la voz apenas audible de su interlocutor. "Soy Chernomirdin... ¡Buenos Días!... Los buenos días dependen de usted", le decía poco después de las 11 de la mañana a Basáiev. Curiosamente, Basáiev no pudo ver estas imágenes, porque el hospital donde está atrincherado se quedó sin electricidad a consecuencia de los combates y Chernomirdin tuvo que enviarle el texto del acuerdo y un paquete de documentos por fax complementado con mensajero, según informa Rodrigo Fernández desde Budiónnovsk.
Yeltsin se dirigió a sus compatriotas por la televisión sin anuncio previo, y subrayó que "en este difícil momento ninguno de nosotros tiene derecho a ser esclavo de las emociones". Dirigiéndose a las autoridades locales para que mantengan el orden público, el presidente manifestó que la gente inocente no debe sufrir y la vida normal no debe alterarse "a causa de unos bandidos que de todas maneras tendrán su merecido castigo".
El primer texto del mensaje presidencial se diferencia de otras versiones posteriores por contener elementos que podrían poner en duda las intenciones de cumplir el acuerdo con Basáiev "No tenemos derecho a poner en práctica los planes de los bandidos embrutecidos y sus encubridores", señalaba una de las frases suprimidas del mensaje.
Yeltsin es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Rusia y todos los responsables de los poderes fácticos se subordinan al presidente -y no al jefe del Gobierno-, de acuerdo con un decreto de enero de 1994. Esto hace que el visto bueno presidencial sea condición necesaria para que el acuerdo alcanzado por Chernomirdin pueda entrar en vigor realmente.
División de papeles
A lo largo de la guerra de Chechenia, Chernomirdin ha sido relacionado con varios intentos infructuosos de encauzar el conflicto en una vía pacífica. Observadores políticos opinaban ayer que el presidente y el jefe del Gobierno podrían haberse dividido los papeles, manteniendo el primero una actitud moralizante y global y el segundo una negociadora.El acuerdo alcanzado por Chernomirdin y Basáiev prevé que el Gobierno "garantiza" el cese inmediato de las acciones militares y bombardeos en Chechenia a partir de una hora a convenir ayer mismo. "Simultáneamente" debían liberarse todos los niños, mujeres, ancianos, enfermos y heridos que se encontraban entre los rehenes. Además, el Gobierno se comprometía a nombrar una delegación plenipotenciaria para mantener conversaciones en Grozni, cosa que hizo ayer mismo designando como jefe de la misma a Viacheslav Mijáilov, el viceministro de Nacionalidades, que ya dirigió conversaciones con los representantes de Dudáiev el pasado noviembre cuando las tropas rusas entraron en Chechenia. Como vicejefe de la delegación, que viajó ayer mismo a Grozni, fue nombrado el veterano Arkadi Volski, que en tiempos de Mijaíl Gorbachov representó al Kremlin en la conflictiva región del Alto Karabaj (Azerbaiyán) y que hoy dirige la Asociación de Industriales y Empresarios de Rusia. La delegación rusa llegó ayer a Grozni, donde debían encontrarse con la delegación chechena, dirigida por el ex fiscal Usmán Imáiev.
El acuerdo alcanzado por el Gobierno con los guerrilleros prevé que, tras la liberación de los rehenes, se faciliten medios de transporte a los secuestradores para que puedan marcharse al lugar deseado y garantiza su total seguridad hasta su llegada al territorio checheno. El acuerdo no especifica ningún papel de mediador entre Chernomirdin y Basáiev para el defensor de los derechos humanos, Serguéi Kovaliov, que fue vetado por el gobernador de Stávropol, Evguéni Kuznetsov. Éste no ha podido ocultar su antipatía por Kovaliov, al que calificó de "parásito". A última hora, Basáiev introdujo en el acuerdo un punto: que los problemas existentes se resolverán de forma pacífica.
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