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Optimismo en Europa sobre una inmediata solución al 'caso Salman Rushdie'

Irán, a punto de aceptar las condiciones de la UE para que cese la persecución al escritor

La pesadilla de vivir como un fugitivo de la justicia puede estar a punto de acabar para el escritor británico Salman Rushdie. El próximo jueves, representantes de la troika que dirige colectivamente la Unión Europea (Alemania, Francia y España) recibirán en París al viceministro de Exteriores de Irán, Mahmoud Vaezi, portador de una carta firmada por su superior, Alí Akbar Velayati, en la que, según señalaba el viernes la agencia iraní de noticias, Irna, el Gobierno de Irán "se aviene a cumplir las exigencias planteadas en abril pasado por los ministros de Exteriores comunitarios".

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13 de junio. En un hotel de Whitehall, la zona donde se ubican los edificios del Gobierno británico, en Londres, un grupo de disidentes iraníes festeja la presentación de una iniciativa parlamentaria internacional destinada a aislar completamente al régimen teocrático de Rafsanyani. La iniciativa no es otra cosa que una muestra de apoyo -está firmada por más de 700 parlamentarios de diferentes países- a la política de aislamiento con que la Administración de Clinton pretende asfixiar al régimen iraní.De las conversaciones que animan todas las mesas emerge el nombre de Salman Ruslidie, el escritor británico, nacido en Bombay, y condenado a muerte por el patriarca de la revolución iraní. Rushdie, de 47 años, se ha convertido en la mayor metáfora de la política represiva que representa el régimen de Teherán. Pero los comensales están inquietos, las noticias de que el presidente Rafsanyani y buena parte de los líderes religiosos del país están dispuestos a perdonar a Rushdie puede arrojar, a su juicio, algunas sombras sobre la verdadera naturaleza del Gobierno iraní. Ayer el G-7 se sumó a la ofensiva europea, quienes al término de su reunión en Halifax hicieron un nuevo llama miento a Irán para que de término a la condena a Rushdie. Para el autor de Los versos satánicos, la novela publicada en 1988 que motivó la fatwa, la condena que le ha obligado a vivir oculto a lo largo de los últimos seis años, las noticias marcan el principio del fin de su tormento.

O quizás no. El propio Rushdie matizaba en octubre del año pasado, en una de sus últimas entrevistas a The Sunday Times, el verdadero alcance de la amenaza que pesa sobre él. "No se trata de que el Gobierno iraní esté en estos momentos conspirando activamente para matarme". No. Se trata más bien de cómo parar una oleada de odio desatada desde sectores integristas, que le ha dejado indefenso para siempre ante la ira de los más fanáticos.

Las primeras reacciones al posible compromiso del gobierno iraní se dieron ayer con las declaraciones publicadas en Khajan, principal diario de Irán. En un editorial extremadamente violento se critica "el doble lenguaje de la diplomacia iraní". "Los europeos, Clinton y los sionistas deben saber que los que decapitarán a Rushdie no serán nuestros diplomáticos sino nuestros mujaidines y revolucionarios que están en Europa".

Rusdhie ha pasado a lo largo de estos seis años por todos los estados de ánimo imaginables. Desde el más agudamente depresivo, que le llevó en 1990 a abrazar de nuevo el islam e implorar el perdón de sus verdugos, hasta el furor activista que le ha convertido en el mejor propagandista de su causa a lo largo y ancho del mundo. Refiriéndose a las presiones políticas y económicas adoptadas por diferentes países a lo largo de los últimos tres años, el propio Rushdie se atribuía una pequeña parte del éxito. "Desde luego, las decisiones políticas se toman por más de una razón, pero la mayoría se han adoptado poco después de mis visitas a esos países". La última etapa parece haber, traído un poco de calma al escritor, que confesaba recientemente no haber perdido su capacidad de leer hasta 12 libros al mismo, tiempo. En la mesilla de su cama figura en estos momentos Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca.

Y no sólo eso, después de un periodo de zozobra en el que la creatividad de Rushdie se ha limitado a producir historias cortas, su próxima novela -de nuevo una larga historia- será publicada en castellano este otoño por Plaza y Janés. El último suspira del moro dedica un capítulo completo a Granada, en un nuevo intento del autor de seguir ahondando en la historia del islam.

Desde la plataforma que le proporcionó el éxito de su primera novela, Los hijos de la medianoche, Rushdie ha elevado su voz contra el racismo que padecen los inmigrantes procedentes de las ex colonias en el Reino Unido. Sin embargo, la publicación de Los versos satánicos torció completamente el curso de su historia, cambiando la percepción de su hasta entonces imagen progresista en algunos sectores de su país.

Altibajos

El caso Rushdie, como la personalidad del escritor, ha sufrido notables altibajos a lo largo de estos seis años. La primera reacción por parte de centenares de intelectuales de todo el mundo fue de defensa cerrada de su causa y de condena a toda clase de fanatismo. El Reino Unido, su patria legal, aceptó la dura prueba de convivir con el escritor maldito e, incluso, la de pagar la millonaria factura de su seguridad-, aunque la entonces primera, ministra, Margaret Thatcher, no se privó de calificar al polémico libro de ofensivo. A esta primera fase le sucedió otra menos idílica, jalonada de declaraciones críticas contra el escritor, que genero una especie de sentimiento anti-Rushdie.Ahora, cuando todo parece indicar que la condena toca a su fin, a Rushdie le espera la difícil tarea de reintegrarse al mundo de los comunes seres humanos sin que nadie pueda garantizarle que de verdad lo es.

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