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FERIA DE SAN ISIDRO

Chicuelo adelanta su debú porque ya no puede pagarse más corridas

Manuel Jiménez, Chicuelo, de 22 años, hijo y nieto de toreros, es el único matador en San Isidro que va a hacer el paseíllo descubierto, es decir, que jamás ha toreado en Las Ventas. La única razón que justifica que este novillero pre sente sus credenciales en plena feria son los buenos contactos de su apoderado y que él ya no tiene más tiempo para seguir esperando: "En otras plazas me piden el 33% de lo que cuesta el festejo y ya no me queda dinero para seguir pagándome más corridas", dice Chicuelo.

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En las plazas que no sean de primera categoría, el novillero que quiera figurar en los carteles tiene que poner de su bolsillo la tercera parte de lo que cueste la celebración del festejo. Es mal negocio, porque no se saca ni para cubrir los gastos. Chicuelo lleva ocho novilladas y tuvo que ser empresario en siete; la octava fue en Sevilla y allí no tuvo que pagar. La de hoy es la novena y esta vez hasta le pagarán a él."No sé cuánto", asegura. "Cuando Manolo Vázquez [su apoderado] me llamó y me dijo 'estás puesto en Madrid', no se me ocurrió preguntarle cuánto me iban a dar. Es lo de menos, lo importante es tener esta oportunidad, aunque supongo que para los gastos sacaré".

Chicuelo va a hacer el paseíllo en Las Ventas con 21 novilladas a sus espaldas, de las que sólo ocho fueron con picadores. Dos las toreó este año, una en Sevilla y otra en el Puerto de Santa María. Reconoce que puede estar todavía algo inmaduro para presentarse en Madrid: "Otros toreros pueden esperar, pero yo no, porque si espero no toreo. En mi familia, aunque vivamos sin aprietos, no hay tanto dinero como para estar pagándome las corridas. Madrid es un trampolín; si estoy bien, me saldrán contratos y si no, a seguir esperando, pero no demasiado tiempo, porque no puedo estar viviendo de mis padres toda la vida".

Las circunstancias obligan a Chicuelo a salir muy decidido esta tarde, aunque no desesperado. No se le ocurrirá ponerse a porta gayola, porque jamás lo ha hecho. El miércoles estuvo toreando unas vacas en la finca de Espartaco -los padres de ambos mantienen una buena amistad- y éste le dijo: "Estáte tranquilo, torea como si lo hicieras de salón, que el público se entrega pronto si te ve dispuesto".

Con estos consejos viajó ayer de Sevilla a Madrid. Lo hizo como los toreros de verdad, en coche y por la noche, para llegar al hotel de madrugada. Y enseguida a dormir, pensando en los novillos: "El tamaño no me importa. Que embistan y que tenga suerte al matar, porque la espada es lo que llevo mal".

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