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EE UU deporta a 13 'balseros' pese a las protestas del exilio cubano

MAURICIO VICENT, El Durable parecía un castillo de acero blanco y franjas rojas cuando atracó ayer en el espigón militar del puerto de Cabañas para descargar a los primeros 13 balseros deportados a Cuba por las autoridades norteamericanas. Era mediodía y el sol caía vertical sobre la bahía mientras en el muelle, varios funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) contemplaban perplejos las maniobras de amarre del guardacostas.

"Por primera vez desde la invasión de Playa Girón un barco de la Marina norteamericana se acerca a Cuba sin que le caigamos a cañonazos", dijo uno de ellos. Cerca de él, en tierra, Jim Dale, comandante del Servicio de Guardacostas de Florida, también esperaba la llegada del US Coast Guard 628, el barco que ayer rompió una tradición de 35 años de irracionalidad para traer cierta paz a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Dale llegó a la isla a finales de la semana pasada para coordinar con las autoridades cubanas cómo serían las deportaciones de los emigrantes ilegales cubanos, quienes hasta el 2 de mayo gozaron de un estado preferencial en EE UU.

Se eligió un lejano y solitario muelle de una unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la provincia de Pinar del Río, a unos 70 kilómetros de La Habana. Allí, en el espigón de Orozco, que ahora utiliza la Marina de Guerra para descargar combustible, se produjo este pequeño milagro. Media hora después, los tres marineros que asistieron el atraque ya habían amarrado a tierra los cabos del Durable y extendido la pasarela por donde bajarían los primeros balseros deportados, 13 hombres, todos de edades comprendidas entre los 25 y los 48 años.

Los 13 habían salido de Camagüey y fueron recogidos en aguas del Caribe el jueves pasado por el crucero de lujo Majesty of the Seas, tan sólo dos días después de que La Habana y Washington llegasen a un acuerdo migratorio según el cual la mayor parte de los 21.000 refugiados recluidos en Guantánamo podrían entrar en Estados Unidos, a cambio de que todos los balseros cubanos recogidos en altamar fuesen deportados a la isla.

Antes de la una de la tarde, Daley la cónsul de la Sección de Intereses de EE UU (SINA) en La Habana, Sandra Salmon, subieron a bordo del guardacostas y hablaron con los deportados. Durante la entrevista, los funcionarios norteamericanos les dieron información sobre "los programas de emigración legal a EE UU, que son los de reunificación familiar, el programa de refugiados políticos y la lotería", y también se les entregó un "pase de entrada a la SINA por si necesitaban alguna información o querían plantear algún problema que hubiesen tenido después de su regreso".

Poco después, uno.a uno, los balseros fueron saliendo del barco avituallados con bolsas y sobres de información de la Sección de Intereses.

Los 13 hombres fueron trasladados a un "centro de recepción" en La Habana. Allí las autoridades les tomaron datos y les hicieron un chequeo médico, siendo luego trasladados a sus casas en Camagüey. "Ellos no van a tener ningún problema. Nosotros vamos a cumplir los acuerdos", dijo en Puerto de Cabañas el jefe del departamento ideológico del Comité Central del PCC.

Gritos de "¡Clinton traidor!" en Miami

Los cubanos residentes en la isla conocieron a través de Radio Martí que el lunes por la tarde centenares de exiliados convocados por la Fundación Nacional Cubanoamericana, de Jorge MásCanosa, se movilizaron en Miami e interrumpieron el tráfico en algunas zonas de la Pequeña Habana, donde gritaron consignas de "¡Clinton, traidor!" y "¡Clinton mentiroso!". José Hernández, presidente de la Fundación, quien llamó a realizar "acciones de desobediencia civil", aseguró que "Estados Unidos está entregando a 13 inocentes a la dictadura de Castro", y advirtió que la manifestación era sólo el principio de las protestas contra la Administración de Clinton. "Todavía no han visto nada, no saben lo que puede hacer el pueblo cubano", dijo Hernández.

También supieron que la congresista republicana por Florida Ileana Ros Lehtinen protestó contra la medida, asegurando que los 13 balseros eran "claramente refugiados políticos". "Ésta es la primera ocasión en que podremos conocer si la Administración de Clinton va a estar del lado de la libertad y no como aliado del régimen castrista", dijo Ros, antes de conocer de la deportación de los 13 cubanos.

El congresista republicano por Florida, Lincoln Díaz-Balart, fue detenido ayer en Washington por manifestarse a menos de un metro de la Casa Blanca en protesta por la nueva política de deportación de cubanos a la isla, informa Efe. Díaz-Balert, de origen cubano, calificó el acuerdo del presidente Clinton con el régimen de Castro de "sucio, secreto e inmoral"

Sin embargo, en Cuba ayer muy pocos se podían creer que por la mañana un barco militar de EE UU había entrado a un puerto cubano para deportar a varios balseros. Sólo cuando escucharon la noticia en la radio y lo vieron en la televisión, se la tragaron medio alucinados. "Aquí nadie lo va a creer, pero en Miami, a Más Canosa le va a dar un infarto cuando vea estas imágenes", decía un periodista estadounidense en el Puerto de Cabañas.

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