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Crítica:'BELMONTE'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ni toros ni mujeres

A lo largo de los cien años de existencia del cine, una y otra vez los productores se han empeñado en hacer películas sobre el mundo de los toros, pero a pesar de la abundante filmografía sobre el tema son muy pocas, poquísimas, las obras que han conseguido captar algunos aspectos de esta fiesta tan brutal como española.Esta biografía del famoso matador Juan Belmonte y García (1892-1962) no se encuentra entre ellas, a pesar de tener entre sus guionistas a Augustín Díaz Yáñez, un tan buen profesional como aficionado a los toros. Las razones son varias pero en primer lugar se sitúan que el trabajo le venía demasiado grande al irregular realizador Juan Sebastián Bollaín que a pesar de su pinta de torero, Achero Mañas es un joven actor al que todavía le queda mucho que aprender y, sobre todo, que la película parece hecha para expertos en el tema. Por lo tanto, el que antes de entrar en el cine no sepa quién era Belmonte al salir tampoco sabrá mucho sobre él.

Belmonte

Director: Juan Sebastián Bollaín. Guionistas: Juan Sebastián Bollaín, Agustín Díaz Yáñez. Fotografia: Ágel Luis. Fernández. España, 1994. Intérpretes: Achero Mañas, Jesús Bonilla, Lautaro Murúa, Mónica Molina, Luis Miguel Calvo. Estreno en Madrid: Palacio de la Música, Novedades, Juan de Austria, Aluche.

Apoyada en una sucesión de escenas cortadas de golpe y entre las que transcurre demasiado tiempo, da la sensación de que el original es una larga serie de televisión. A pesar de estar basada la vida de Juan Belmonte, en su habilidad para matar toros y conquistar mujeres, en la pantalla nada se transmite de su arte ni con los toros, ni con las mujeres. Todo se limita a una peculiar reconstrucción de época donde tienen más importancia los trajes impecables, los automóviles lujosos y los decorados de entonces, que los inconsistentes personajes que se mueven entre ellos como fantasmas sin entidad.

Concebida, no se sabe muy bien por qué razones, como una larga vuelta hacia detrás a partir de la muerte de su rival Joselito, pero en realidad gran amigo, lo más interesante es el final. Tras el suicidio del diestro, se oye la tradicional sintonía del NO-DO del maestro Parada y se incluye un típico reportaje sobre su entierro y los últimos años de su vida que da más información sobre Belmonte que el resto de la película.

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