Del mar y los peces

CUANDO SE está en eterna precampaña electoral, la tendencia a halagar al auditorio lleva a los políticos unas veces a la demagogia; otras, a la tontería, y casi siempre, al error. En todo ello ha incurrido el portavoz de pesca del PP, Arsenio Fernández de Mesa, cuando ha propuesto que España amplíe sus aguas jurisdiccionales más allá de las 200 millas. ¿Para qué, señoría? ¿Para patrullar mares? ¿Se ha dado cuenta de que nuestros derechos jurisdiccionales sobre los mares tropiezan rápidamente con los de nuestros vecinos? Si ha encontrado unos inagotables caladeros a 220, 250 o 400 millas de nuestras costas, cuénteselo a los pescadores, que tienen que recorrer miles de millas para encontrarlos. Y muchos de sus conflictos se plantean precisamente con países que pretenden ampliar su jurisdicción sobre el mar y reivindicar su derecho sobre caladeros que hoy están en aguas libres.Si hay algo que choca frontalmente con los intereses estratégicos de España en materia pesquera es que los Estados vuelvan a plantearse ampliaciones de sus aguas jurisdiccionales hasta hacer desaparecer las internacionales. No hay que ser un genio para entenderlo. Ahora que Canadá acaba de anular su ley para el apresamiento de barcos en aguas internacionales, llega Fernández de Mesa y habla de ampliar las nacionales. Será que quiere darles ideas a los demás. Porque a España no le serviría de nada.