"La historia medieval es un campo fértil para la aventura", afirma Peter Berling

, El escritor alemán Peter Berling, autor de Los hijos de Grial y su secuela, Sangre de reyes (Anaya & Mario Muchnik), considera que el éxito de su serie de novelas sobre el legendario recipiente de la sangre de Cristo y el misterio cátaro se debe a que funcionan como "una especie de serial televisivo", aunque, en en el caso de sus libros, Ios lectores visualizan la historia con una riqueza que no sería posible en las pantallas". Berling añade que la Edad Media fascina a la gente desde la escuela y es un territorio fértil para la aventura. Y está también el aspecto esotérico del tema. "Claro, eso funciona", dice.El enorme (140 kilos), polifacético y pantagruélico autor -ayer se comió a inusitada velocidad su comida y buena parte de la de su vecino de mesa, y, además, repitió postre- pronunció ayer en la capilla gótica de Santa Ágata en Barcelona una improvisada conferencia sobre el catarismo. Berling corrige actualmente las pruebas de la tercera novela de la serie, La corona del mundo (calcula que se publicará en España dentro de un año), y estima que en 1997 dará fin a esa gran aventura con cátaros, templarios, cruzados y monjes que ha proyectado como una tetralogía. La última obra tiene como título provisional El cáliz redentor.

Entrañable y divertido tras su aspecto de desmesurado ogro, Berling explicó a este diario -tras quedarse fulminante y completamente dormido un par de veces durante la conversación-, que prepara un libro de no ficción sobre el simbolismo y la historia del zodiaco en Occidente. Ediciones B tiene en cartera otra novela del escritor, cuyo argumento es el montaje de una ópera sobre Federico II (un proyecto real del propio Berling).

Amigo del desaparecido Fassbinder y, hombre muy vinculado como actor y productor a la industria del cine, Berling acaba de interpretar un papel en Every minuts goodby, de Uli Lommel, rodada en el hotel Stanley de Colorado, el mismo donde Stanley Kubrick filmó El resplandor. "Un sitio magnífico, los lobos y los alces se acercaban hasta las ventanas", rememora Berling.