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La prueba biológica confirma que los cadáveres hallados en Alicante son los de Lasa y Zabala

Los presuntos etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala fueron asesinados de sendos disparos en la nuca, según las conclusiones del informe forense que el Instituto Nacional de Toxicología presentará hoy a la juez de Alicante Carmen Menárguez, y a las que ha tenido acceso este periódico. Las pruebas biológicas del ADN de las víctimas y de sus padres han permitido llegar a la conclusión, con una probabilidad que supera el 99,99%, de que los dos cadáveres aparecidos en Busot (Alicante) en 1985 corresponden a los jóvenes desaparecidos en Francia.

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Las principales conclusiones del análisis criminalístico y antropológico señalan que ambos cuerpos tienen lesiones producidas por armas de fuego. Uno de ellos tiene un solo disparo efectuado por detrás, en la zona posterior derecha de la cabeza, y el otro dos, uno en la nuca y otro en el cuello.En ninguno de los dos cadáveres aparecen indicios que lleven a pensar que a los jóvenes se les arrancaron las uñas como tras algún informe forense se informó el mes pasado. Por el contrario, precisa el dictamen elaborado por tres profesores de la sección de biología y dos de la de criminalística, se aprecia que la pérdida de las uñas se produjo por el proceso normal de esqueletización.

Otra de las conclusiones señala que los cuerpos correspondían a dos varones, cuyas edades en el momento de la muerte oscilaban entre los 20 y 25 años, y que uno de ellos era ligeramente más joven que el otro. Ambos medían alrededor de 1,70 metros, si bien uno de ellos era un poco más alto.

En el informe se precisa que las vendas que se encontraron junto a uno de los cadáveres se encuentran momificadas y puede apreciarse perfectamente la huella de la nariz, por lo que se deduce que tenía los ojos cubiertos. Las vendas que se hallaron junto al otro cadáver están manchadas con un líquido rojo que parece ser mercromina. De esto se desprende que al menos uno de los jóvenes sufría heridas que pueden proceder de malos tratos, aunque el informe no se refiere a este aspecto según personas que han conocido el contenido del mismo. Desde el punto de vista antropológico, los datos facilitados de las personas a identificar (Lasa y Zabala) son compatibles con los resultados de los estudios de los restos analizados.

Pruebas del ADN

En cuanto a las pruebas biológicas, el informe es concluyente. "Está prácticamente probado que los cadáveres corresponden a los hijos de José María Lasa y María Jesús Aróstegui y de Juan Zabala y Felipa Artano, con una probabilidad que supera el 99.99% en ambos casos, cifras que so n consideradas a nivel científico más que suficientes para confirmar que los restos analizados se corresponden con las personas a identificar".

La comparación del material genético (ADN) extraído de los restos humanos hallados en Alicante con muestras procedentes de las madres de Lasa y Zabala han sido suficientes para averiguar, con un altísimo grado de seguridad, la identidad de los cadáveres. En caso de identificaciones positivas, el índice de certeza es del 99,9%, mientras que si la identificación es negativa llega hasta el 100%.

El ADN es una larga cadena formada por combinaciones de cuatro bases químicas. El análisis se hace sobre los llamados polimorfismos VNTR, unas pequeñas zonas que son mucho más variables de un individuo a otro y, por tanto, más específicas. Tras un proceso de amplificación, que le permite multiplicar la cantidad de ADN para analizarla, se utiliza un método bioquímico que corta la cadena genética por los lugares correspondientes a las zonas que se quieren estudiar y, se comparan con los de la madre del individuo. Los análisis deben coincidir.

El Instituto Nacional de Toxicología tiene pendiente la realización de otras pruebas que le han sido requeridas por el juzgado que tramita el caso, como es, entre otras, el análisis de las tierras encontradas en la fosa y las que se encuentran en los restos analizados.

Una vez confirmado, que los cadáveres de Busot son los de Lasa y Zabala, y dado que la juez de Alicante ya conoce que los presuntos etarras fueron secuestrados en Francia por los GAL, procede ahora su inhibición en favor de la Audiencia Nacional, al ser hechos presuntamente cometidos por banda armada.

El caso, casi con toda probabilidad, deberá ser instruido por el juez Carlos Bueren, que ya se ocupó en 1984 de la desaparición de los presuntos etarras. El juez de San Sebastián que investigaba el caso de la desaparición ya se ha inhibido en favor de Bueren, por lo que lo normal es que ambos procesos se acumulen.

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