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Reportaje:

Una excursión atómica

Mil accionistas de Unión Fenosa se apuntan cada año a los viajes organizados a la nuclear de Trillo

Haber puesto cabrito en el menú del parador de Sigüenza el viernes de cuaresma fue la principal queja al final del viaje.La gira es poco habitual: una escapada de un día a un destino nada turístico, la nuclear de Trillo (Guadalajara). Lo organiza de forma gratuita Unión Fenosa, una de las propietarias de la central, para sus accionistas (unos 200.000). La convocatoria les Ilega mediante anuncios en la prensa; el viaje lo solicitan casi 3.000 personas cada año. Y se van de visita 1.000; cien cada día durante dos semanas de abril.

Belarmino y Genara, estaban encantados: "Hace tres años vinimos y resultó mucho peor, porque llovió mucho". María Cañizares también repetía viaje: "Vine hace diez años, cuando estaba en obras la central, y entonces me gustó más. Ahora la he encontrado más sosa. Entonces se veían más trabajadores; parecía que estábamos en la Luna, como eso que es de ficción". Su marido opinaba sobre la seguridad: "Francamente, estando en el sitio que está, alejada de la población, no encuentro que haya peligro. Debería venir más gente, porque hablan pero no saben".

La mayoría de los excursionistas son matrimonios de jubilados. ¿Y qué ven en la central?, ¿qué preguntan?, ¿les parece segura? Mercedes Meroño, responsable de relaciones exteriores de Unión Fenosa que ha hecho estos viajes desde que empezaron hace 11 años -con Trillo en obras-, cuenta: "La verdad es que preguntan muy poco, pero lo que más les interesa es lo que se hace con los residuos radiactivos y qué riesgos entraña una central". ¿No preguntan sobre la nuclear de Zorita, parada desde hace más de un año por grietas múltiples y cuya propietaria también es Unión Fenosa? "El año pasado sí; éste no, la verdad". El viernes no explicaron nada los guías sobre Zorita, ni sobre los residuos de alta radiactividad -los que permanecen peligrosos durante miles de años-, y nada se preguntó al respecto. Nadie indagó tampoco sobre las acusaciones de fallos técnicos en Trillo que han hecho en los últimos meses Izquierda Unida y la organización ecologista Aedenat.

La familia Vadillo era de la opinión de que todo estaba muy bien organizado, "aunque un poco justo de tiempo; nos hubiera gustado ver más las instalaciones; segura, parece segura ahora; ya veremos en el futuro".

La visita a Trillo fue rápida. Todo transcurrió en dos horas de la mañana: con media hora de recorrido en autobús por las calles internas de la central y 45 minutos en el centro de información viendo paneles, maquetas y vídeos sobre qué es un átomo, y qué la energía nuclear y el uranio, cómo funciona un reactor e informaciones generales. En el mundo funcionan actualmente 432 centrales nucleares. La de Trillo es la más nueva de España, abierta en agosto de 1988, y produce el 6% de toda la electricidad española. La visitan entre 15.000 y 20.000 personas cada año. Este acercamiento a los ciudadanos es algo habitual en las nueve centrales españolas; con ello, las empresas tratan de quitarle dramatismo a sus relaciones con la sociedad, que las mira a menudo con recelo pensando en Chernóbil.

José García de la Torre, jefe del centro de información de Trillo, cuenta que sólo pueden atender un tercio de las solicitudes. Al comenzar la visita, dejó bien claro que 4 de cada 10 bombillas de nuestras casas son nucleares (el 39% de la electricidad española procedió en 1994 de este tipo de instalaciones). Uno de los visitantes reflexionaba en voz alta poniéndose en lo peor: "¿Y para qué vamos a cerrarlas pensando en que son peligrosas si Francia está llena y si pasa algo lo mismo nos llega aquí?". Francia cuenta con 57 nucleares que generan el 77% de la electricidad del país.

En el viaje del viernes prácticamente sólo preguntó un señor, Esteban Perea: "¿Cuánto, costó construirla?". "Pasó de 300.000 millones". "De los 600 trabajadores de la central, ¿cuántos se dedican a prevenir ataques del exterior, de ecologistas y personas de esas que últimamente se meten en todas partes?". "Hay entre 30 y 40 vigilantes".

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