El enigma del talismán de Troya
El escritor Valerio Manfredi novela el misterio de la legendaria estatua protectora de ciudades
Tras el éxito alcanzado por Peter Berling y sus novelas sobre los cátaros y el secreto del Grial, llega ahora a España, de la mano de la misma editorial (Anaya & Mario Muchnik), una nueva obra narrativa centrada en otro gran enigma histórico: la suerte del legendario Paladión, el talismán protector de la ciudad homérica de Troya que, según las fuentes clásicas, posteriormente fue conservado en Roma como mágica salvaguarda de la ciudad. El Paladión (o Paladio), escultura de la diosa guerrera Palas Atenea -de ahí su nombre-, es algo así como el equivalente grecolatino de1a bíblica Arca de la Alianza (la spielbergiana Arca perdida). En El talismán de Troya, del italiano Valerio Manfredi confluyen armoniosamente la novela histórica, el pastiche homérico y la intriga detectivesca. Manfredi aseguró en una entrevista con este diario que El talismán de Troya, aunque es una novela, "está basado en elementos de gran consistencia".
El talismán de Troya reúne en un volumen de algo más de 500 páginas dos novelas de Manfredi interrelacionadas: La conjura de las reinas (Le paludi di Hesperia, Mondadori, 1994) y Palladión (Palladion, Mondadori, 1985). La primera es una sobria y competente recreación de las leyendas clásicas sobre el retorno de los héroes de la guerra de Troya protagonizada por uno de ellos Diomedes. La segunda, que transcurre en nuestros días, es un trepidante relato de acción en torno a un crucial hallazgo arqueológico. El Paladión actúa de nexo entre ambas novelas: en La conjura de las reinas, es el objeto mágico que codician los líderes aqueos, y en Paladión, constituye el centro de una extraña conjura internacional con ribetes esotéricos. Paladión nació antes que La conjura de las reinas, pero cuando escribí ésta vi que era como el prólogo de la primera novela", afirma Manfredi. "Mario Muchnik me propuso editarlas juntas en España y me pareció una buena idea: hay un hilo con ductor entre ambas a lo largo de 3.000 años". Manfredi se ha centrado en el personaje de medes: "Tras Aquiles es el héroe más importante de los aqueos y el único que tiene a sus espaldas ya otra hazaña" [la guerra de los Epígonos contra Tebas]. El regreso de Diomedes, odiado por la diosa Afrodita, a la que hirió, fue duro: su mujer le engañó y trató de matarlo. "Hay toda una tradición que nos habla del periplo de Diomedes y su llegada a Italia. Yo no he violentado nunca la tradición, soy muy escrupuloso, aunque modifico aspectos para dar mayor dramatismo a la novela".
Paladión "surgió en el campo, mientras trabajaba con estudiantes de la Universidad Católica de Milán en Lavinium. Allí, hace 10 años, se produjo, y yo lo viví, el hallazgo de un centenar de estatuas de terracota de tamaño natural, incluidas varias de Palas Atenea, similares, que pertenecían a un gran templo que no fue encontrado. De acuerdo con la tradición, Lavinium fue fundada por Eneas, que habría construido entonces un recinto para los penates [divinidades protectoras] de Troya, entre ellas el Paladión y varias réplicas. Todo parecía apuntar a que el templo de Lavinium fue clausurado en época romana y las estatuas sepultadas; algo muy extraño. Una hipótesis, fascinante pero no comprobable, es la que yo he recogido, completándola y yendo más allá en mi novela".
El escritor, un hombre tan especial en su estilo de apolíneo científico aventurero como lo es Peter Berling en el suyo de ogro polifacético, es autor de, entre otros trabajos, una traducción de la Anábasis y una investigación de siete años y 30.000 kilómetros sobre el itinerario narrado en la obra de Jenofonte. Actualmente tiene previsto, dice, viajar al oasis de Siwa para estudiar in situ la supuesta tumba de Alejandro Magno junto a su descubridora. Es autor también de otras dos novelas El oráculo y El escudo de Talos.
Babelia
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