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"Nadie está por encima de la ley", afirma Zedillo tras la salida de Salinas de México

El presidente mexicano, Ernesto Zedillo, aprovechó el domingo un esperado discurso sobre la crisis económica interna para tratar de ahuyentar las sospechas de un supuesto pacto de no agresión con su antecesor, Carlos Salinas. Acorralado en estas semanas, por los capítulos más oscuros de su gestión, el ex mandatario abandonó México "definitivamente" el día anterior rumbo a Estados Unidos. "Es nuestra obligación aplicar la ley sin excepciones", reiteró ayer el presidente, con un ojo puesto en aquellos que se apresuraron a criticar el "exilio acordado" de Salinas.

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Con su intervención televisada a todo, el país, Zedillo quiso matar dos pájaros de un tiro: por un lado, justificar el duro plan de ajuste económico anunciado el pasado jueves; por otro, lanzar una señal a quienes ya vislumbran pactos entre bambalinas para limitar la acción de la Procuraduría mexicana, que parece decidida a no pararse en marras en la resolución de los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posadas, de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu.En todo caso, el presidente mexicano quiso reforzar su Posición y desmarcarse claramente de la figura de Salinas, a quien lanzó un par de dardos. Uno personal: ningún apellido está a salvo de la justicia, en referencia a la detención de Raúl, el hermano del ex mandatario por su supuesta implicación en la muerte de Ruiz Massieu. Y otro político: el Gobierno no está dispuesto a exculpar al anterior Gabinete de sus responsabilidades en la actual crisis económica, como pretendía el ex presidente.

"Nadie, absolutamente nadie, puede estar por encima de la ley. Mucho han dañado a la nación los casos de impunidad, resultado del abuso de poder, el mal uso de la autoridad y la corrupción", afirmó Zedillo con voz pausada, "Se está cumpliendo el compromiso de no descansar hasta que se haya hecho justicia en los casos de los brutales asesinatos de figuras destacadas de la vida pública del país. Nada ni nadie debilitará mi decisión de encabezar la construcción de un auténtico Estado de derecho".

Era un modo de consolar a una castigada población: los sacrificios que se le imponen para salir de la crisis se verán compensados no sólo con un. futuro despegue económico, sino con la certeza de que en esta ocasión no se tolerarán abusos, corruptelas ni prebendas para la ya tan denostada clase poderosa.

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Momentos antes, el presidente había explicado, en tono muy didáctico, los motivos de un ajuste que se descarga como un latigazo sobre las capas más desfavorecidas y que ha levantado las protestas incluso en sectores del propio partido oficial. Las medidas (aumento del IVA, incrementos de los precios en los servicios públicos, alza de la gasolina en un 35%) "son duras y dolorosas, pero transitorias". La alternativa, aseguró el presidente, sería el colapso financiero.

Es ahí donde el presidente recordó a su antecesor: "La crisis que estamos viviendo", dijo, "es resultado de desequilibrios que se acumularon a lo largo de varios años".

En su intervención, Zedillo quiso poner fin a los insistentes rumores de un pacto con Salinas. Para entonces el ex mandatario ya se encontraba con su familia en Estados Unidos, hacia donde partió el sábado en la tarde en un vuelo privado.

En cuanto se conoció (nunca por vía oficial) la salida de Salinas de México, algunos medios hablaron de una reunión, días antes, entre los dos políticos. Y es que la cadena de acontecimientos que ha arrastrado al fondo del pozo al anterior mandatario -la crisis económica, cuyos orígenes fueron inmediatamente situados en los errores cometidos en el sexenio salinista, la detención de su hermano Raúl y el descubrimiento de las graves irregularidades en las investigaciones de los asesinatos políticos- lanzó a Carlos Salinas por el camino de los gestos espectaculares: una huelga de hambre de dos días para, exigir "la limpieza de su honor" no le hizo recuperar la simpatía de sus conciudadanos, pero sí creó una situación muy incómoda para el actual Gabinete.

Numerosas hipótesis

Es en este contexto en el que han surgido todas las hipótesis de un acuerdo: silencio y calma lejos de México a cambio de hacer la vista gorda en algunos. aspectos delicados. Frente a esta interpretación, que ayer Zedillo quiso desmentir con rotundidad, se apuntala la versión de que Salinas ha emprendido un exilio voluntario para evitar turbulencias.

De momento, no existen cargos por parte de la Procuraduría contra el ex presidente en relación a las investigaciones de los tres asesinatos que marcaron su sexenio. En el aire quedan, sin embargo, numerosos cabos sueltos que a medida en que evolución en los casos deberán ser atados. Y ahí las explicaciones del ex mandatario parecen cada vez más necesarias.

El portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry, negó ayer rotundamente que el Gobierno norteamericano haya intervenido en la decisión de Carlos Salinas de exiliarse en Estados Unidos, e incluso puso en duda que ex presidente mexicano se encontrase en su país, informa Jane M. Folpe desde Washington. "Nadie sabe dónde está", afirmó el portavoz, "y no ha habido ninguna confirmación de que haya entrado en Estados Unidos". Sin embargo, poco después, la oficina particular de Carlos Salinas de Gortari en la capital mexicana hizo público un comunicado oficial en el que confirma plenamente la noticia de que el ex presidente se encuentra en Nueva York.

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