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El monedero de los kopeks

Pilar Bonet

Cuando Gorbachov llegó al poder, los corresponsales extranjeros en Moscú llevábamos monederos llenos de kopeks (céntimos) para llamar desde los teléfonos públicos. Asumíamos que todos nuestros teléfonos estaban intervenidos y nos preocupaba que nuestros contactos rusos pudieran ser interrogados por el KGB o sufrir males mayores. A medida que la glásnost fue abriéndose camino, el monedero de los kopeks cayó en desuso hasta ser descartado como elemento de trabajo cotidiano en 1988-1989.¿Cómo era el mundo soviético en aquel marzo de 1985? He aquí algunos elementos de la realidad al comenzar la perestroika, en parte encontrados al azar al hojear mis cuadernos de trabajo de entonces:

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Hace 10 años Móscu, era comunista

La república soviética de Georgia iba a la vanguardia de los experimentos económicos que vinculaban la producción industrial con las necesidades del territorio. Esto no impedía los brindis a Stalin. (Hoy, la economía georgiana ha sufrido el impacto de la guerra civil y la pérdida del mercado ruso, que importa la fruta de Occidente).

Los sociólogos discurrían sobre los problemas que acarreaban a Moscú los limítchiki, los trabajadores de otras regiones que las grandes fábricas traían la capital. (El "empadronamiento" obligatorio fue declarado antiinconstitucional en 1991, pero hasta hoy las autoridades moscovitas proceden arbitrariamente, deportando a su antojo a quienes llegan de otras regiones).

El telediario Vremia era obligatorio en todos los canales de la URSS y los trabajadores de la cultura estaban obligados a producir obras conmemorativas de los 40 años de la victoria sobre la Alemania nazi.

Vika Chálíkova, una brillante analista política, temía ser expulsada de su instituto por haber perdido el ejemplar de la obra de George Orwell 1984, que le habían prestado en una biblioteca para uso restringido (los amigos extranjeros removieron cielo y tierra para conseguir un ejemplar de la misma edición antes de que expirara el plazo del préstamo).

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El premio Nobel de la Paz, Andréi Sájarov, estaba deportado en Gorki -hoy Nizhni Nóvgorod- y centenares de disidentes internados en campos de concentración y clínicas psiquiátricas.

El Ejército Rojo combatía en Afganistán, aunque oficialmente no se reconocía la participación en los combates.

La botella de vodka costaba 5,30 rublos (unas 1.200 pesetas) y con el sueldo medio de 220 rublos se podían comprar algo más de 41 botellas. La mantequilla, la carne y el embutido estaban racionados en muchas ciudades soviéticas (en 1995, la vodka de producción rusa más económica cuesta 6.000 rublos, menos de 200 pesetas, y con el sueldo medio de 400,000 rublos se pueden comprar unas 66 botellas. Todos los bienes de consumo pueden comprarse libremente).

La expectativa de vida media en el año 1985 era de 68,4 años (en 1994 se había reducido a64).

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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