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La UE debate una norma que trata mejor a los animales que al conductor que los transporta

La directiva bloqueada impediría trasladar cerdos de Finlandia a Portugal

"¿Se han dado cuenta de que si aprobamos esta directiva, los animales transportados tendrán 'derecho' a más horas de descanso que los hombres que los conducen?". Este interrogante, planteado por el ministro griego de Agricultura, Yorgos Moraitis, cayó como una losa entre sus colegas. El Consejo de Agricultura de la Unión Europea acabó así, sin acuerdos, en la madrugada de ayer. La directiva que trata de mejorar el "bienestar" de los animales en su transporte dentro de Europa está bloqueada. Pero sólo de momento.

El compromiso auspiciado por la presidencia francesa. para las horas de viaje de todas las reses, -salvo los cerdos- proponía que éstas gozaran de dos horas de recreo tras un máximo de ocho horas de viaje. Tras el descanso, se autorizarían siete horas más de transporte, a las que sucederían doce horas obligatorias de descanso. Así pues, de un período global de 29 horas, se autorizaban quince de transporte y 14 de descanso. El compromiso fue imposible. Italia, Grecia y Portugal, importadores de reses vivas y con importantes industrias cárnicas, se negaron a aceptarlo, al entender que eso dificultaría su importación e incentivaría el traslado de instalaciones de engorde y mataderos -actividades más lucrativas que la mera cría ganadera-, a los países del Norte.

Fracaso francés

Los ministros de Suecia, Austria y Alemania pidieron un período de consultas con sus Gobiernos. Estos países son partidarios -y el Reino Unido comparte su pretensión aunque no la lidere-, de medidas más estrictas. Suecia, por ejemplo, deseaba descansos de 36 horas tras un viaje de ocho. Y Finlandia pidió una excepción para la exportación de sus renos, al desear hacerla con menos confort (camiones abiertos, sin techo) que el resto de animales, síntoma de que la pasión ecológica escandinava cedía paso al más vulgar. control de costes.

España, con menos intereses directos, puesto que su comercio exterior de reses vivas es marginal, no tuvo que emplearse a fondo en la batalla. Ésta acabó aplazada. Y Aunque medios de la Comisión Europea aseguran que el acuerdo "está próximo", otros son más pesimistas. En efecto, crece la impresión de que el asunto quedará como otro fracaso de la presidencia francesa -a sumar a su intento fallido de perpetuar cuotas audiovisuales -europeas eternas; al de aumentar las ayudas a los países de Africa, Caribe y Pacífico; y a la convocatoria de una cumbre sobre la ex Yugoslavia-, y deberá recogerlo la española.

En cualquier caso, la propuesta de directiva, tal como la modula la presidencia francesa, es más- benévola para los animales que para sus conductores humanos. El Reglamento número 3.820 de 1985 establece un régimen horario de descanso para los chóferes más duro del que se pretende para los animales, y eso sin tener en cuenta que la fatiga del conductor es siempre mayor que la del pasajero: los conductores pueden trabajar al volante un máximo de nueve horas con derecho a un reposo de 45 minutos. Tras ese período pueden descansar otras once horas, y luego volver a la ruta durante nueve horas, con otros 45 minutos de reposo.

Diferencias

Así, de un período de 29 horas, a los conductores se les autorizan a 12 horas y media de descanso (hora y media menos que las reses) para un trabajo de dieciséis horas y media (contra sólo 15 horas de los semovientes). Esta aparatosa contradicción no es la única. Se le añade la inexistencia de un estudio de la Comisión del impacto económico y laboral, que tendría la implantación de la norma, estudios que son imprescindible en otros ámbitos; por ejemplo, los proyectos de carreteras en relación con el medio ambiente. Y se le suma también la polémica cuestión del cerdo.

El régimen excepcional propuesto para el ganado porcino establece que su viaje máximo debe durar 50 horas, con una interrupción de dos horas (no más, porque el cerdo se inquieta y se pelea con sus congéneres cuando el camión efectúa un paro). Técnicos cualificados calculan que eso haría inviable el transporte del sonrosado animal entre, por ejemplo, Finlandia y Portugal, atentando así contra la libre circulación de mercancías dentro de la UE.

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