Un hombre agonizó sin ayuda medica tras un infarto a 60 metros de una clínica
La proximidad de un hospital no siempre evita una muerte. Así le ocurrió ayer a Jesús Sagarberri, un hombre mayor de 60 años (su edad no fue precisada) que perdió la vida tras sufrir un fallo cardiaco a 60 metros del sanatorio privado Nuestra Señora del Rosario, ubicado en el número 53 de la calle del Príncipe de Vergara (distrito de Salamanca). El personal del hospital se negó a salir a la calle para atenderle, y el hombre empeoró hasta el desenlace fatal.El fallecido se hallaba en Príncipe de Vergara, junto a la la calle de Maldonado, muy cerca del centro sanitario. Eran las 11.15, según los testigos. Súbitamente, Jesús cayó en redondo, víctima de una parada cardiorrespiratoria. Dos transeúntes de avanzada edad, según narra un tercer testigo, se apresuraron a ayudarle. Dada la cercanía del sanatorio Nuestra Señora del Rosario, otras dos personas se dirigieron corriendo a las urgencias del centro. Pero allí se encontraron con algo que no esperaban: el personal sanitario se negó a salir a la calle para procurar los primeros auxilios a Jesús Sagarberri. Tomás Martínez, responsable de administración de Nuestra Señora del Rosario, señala: "Nuestro médico de guardia no está autorizado a abandonar el hospital, según la Ley General de Sanidad".
"Los casos urgentes han de venir al centro", arguyen en la clínica. Martínez agregó que "los casos urgentes han de venir al centro". "Además", matizó, "poco puede hacer un médico en la calle sin los aparatos precisos". El responsable de administración añade que en esos momentos había un paciente con problemas en el centro que necesitaba la atención del médico de urgencia.
El sanatorio Nuestra Señora del Rosario es privado -pertenece a las Hermanas de la Caridad de, Santa Ana, y presta servicio a varias aseguradoras médicas- y cuenta con 137 camas, casi siempre ocupadas, según Martínez, quien precisa: "A las personas que vinieron pidiendo ayuda, nuestro personal les dijo que trajeran al accidentado, pero al parecer estaban nerviosas y no se enteraron porque nuestro médico las estuvo esperando y no volvieron con el paciente".
A las 11.15 de ayer estaban trabajando en la clínica tres médicos de guardia (un internista, un traumatólogo y un intensivista), cuatro anestesistas, dos equipos de cirugía, un equipo de ginecología, dos traumatólogos y 10 médicos más en sus consultas.
No obstante, Martínez asegura que en el sanatorio se presta atención a quien la necesite, y más en los casos graves. Después se arregla el modo de pago sí el paciente no pertenece a ningún seguro.
En el suelo
Entre las idas y venidas de los dos ciudadanos que acudieron a buscar ayuda -una mujer madura y un hombre de aproximadamente 50 años-, Jesús ya llevaba en el suelo, inconsciente y sin respirar, casi 10 minutos.
Para la supervivencia de una persona que haya sufrido un infarto, el tiempo que pase sin ser atendida es vital, según todos los estudios elaborados sobre el problema.
Pero el caso es que nadie se atrevió a mover al enfermo por temor a empeorar su estado. Tampoco contaban con medios para trasladarlo.
Finalmente, una ambulancia privada que pasaba por allí fue interceptada y su conductor avisó a una UVI móvil del 061 (Insalud), cuyos sanitarios se presentaron poco antes de las 11.30 (es decir, un cuarto de hora después de que Jesús Sagarberri se desplomase). Los efectivos del Insalud consiguieron reanimarle momentáneamente y le trasladaron a las urgencias del hospital de la Princesa, en la calle de Diego de León (también cerca del lugar). "El hombre tenía muy mal aspecto cuando llegó la ambulancia, estaba casi muerto", explica la testigo. Había pasado media hora desde el infarto.
En La Princesa, todos los esfuerzos fueron en vano. Fuentes del hospital aseguraron a mediodía de ayer que Jesús falleció al rato de ingresar, tras sufrir una nueva crisis. "Llegó en muy mal estado", dijeron en urgencias.
En la tarde de ayer, el, cuerpo sin vida de Jesús Sagarberri se hallaba en el Instituto Anatómico Forense, adonde no había acudido ningún familiar.
La escena del hombre tendido sin asistencia médica desató la indignación de los peatones.
"Esto habría que moverlo "es intolerable que nadie acuda a atenderle", "esto nos puede pasar a cualquiera...", eran algunos de los comentarios, informa Inés Amado.
"Yo he intentado parar a una ambulancia que iba hacia arriba y no han hecho ni caso", decía una señora que se dirigía con un niño al parque situado frente al lugar del suceso.
Mujeres mayores que iban o venían de la compra, jubilados, varias madres con niños, algún ejecutivo... Ninguno podía dar crédito a lo sucedido en pleno centro de Madrid. Un hombre moría de infarto sin asistencia a escasos metros de un hospital.
Caso similar
Un caso con ciertas similitudes se produjo el pasado 6 de mayo, también en Madrid. Otro centro médico privado la clínica La Fraternidad, situada en el paseo de La Habana, 83-85- negó asistencia a un hombre herido de bala.
La denuncia, presentada en aquella ocasión por la Policía Municipal, aseguraba que un sargento del cuerpo trasladó a la clínica La Fraternidad a una persona herida de dos balazos que intentaba subirse a un taxi. Pero en el centro sanitario sólo recibieron evasivas: "Esto es una clínica privada de traumatología. Vayan a la Seguridad Social", adujeron. El herido fue disparado por un hombre que escapó en un vehículo robado tras encañonar a su conductora.
La versión del centro era completamente distinta. El médico que supuestamente intervino en aquel hecho comentó entonces que se atendió al enfermo y que fue la propia policía quien impidió que el herido ingresase en la clínica.
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