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Cumbre de empresarios y políticos sobre autopistas de la información

El retraso europeo, telón de fondo de la Conferencia del G7

Xavier Vidal-Folch

Será un gran espectáculo mediático. Líderes del Grupo de los Siete (G-7) -entre ellos el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore- miembros de la Comisión Europea y 45 empresarios de multinacionales del sector, bajo la batuta moderadora de Jacques, Delors: ésta será la parte más visible de la Conferencia sobre la Sociedad de la Información, convocada por el G-7 y organizada por la Comisión Europea para este final de semana. Un debate que su presidente, Jacques Santer, calificó ayer de "histórico".

La Conferencia no se limitará a las reuniones de los ministros de Industria y Telecomunicaciones de los siete países más ricos del mundo. Participaran activamente en ella los grandes patrones de empresas como Olivetti, Bull, Texas Instruments, Apple, Matra-Hachette, Canal + Time Warner, Nippon Steel, Sega, Nokia, BBC, Phillips, Pirelli y la Telefónica de España.Por el momento Europa va dramáticamente a la zaga de EE UU. El Libro Blanco de Delors despertó conciencias dormidas y todo el mundo predica ya sobre las autopistas de la comunicación. Pero desde el Informe firmado por el comisario Martin Bangemann, el pasado mes de junio los avances han sido, minimos: la Unión Europea (UE) sólo ha sido capaz de poner en marcha un acuerdo para liberalizar las infraestructuras de telecomunicaciones en 1998. Nada más. Tan grave es el retraso que llega incluso a lo conceptual. El comisario Bangemann no tuvo ayer más que respuestas abstractas y globales -"necesitamos acuerdos mundiales"- cuando se le planteó, un problema concreto a ras de suelo: en los 15 países de la UE hay al menos media docena de sistemas distintos de conexión a las redes eléctricas nacionales. Y otros tantos modelos para la conexión entre los ordenadores y las líneas telefónicas terrestres, dispersión que obstaculiza no ya las autopistas, sino hasta las carreteras de la comunicación. Bangemann reconoció que las redes europeas "están mal integradas", pero no supo justificar su parálisis en el ámbito concreto de la armonización técnica y normativa comunitaria.

Este telón de fondo, que induciría a una activa modestia, contrasta con el enorme despliegue, mediático y- la espectacular feria de muestras electrónica previstos para la conferencia del sábado y domingo próximos. En el mismo acto de presentación en que Bangemann naufragaba entre generalidades, Jacques Santer consideró que el encuentro convocado por el G-7 tendrá una "importancia histórica", porque les la primera vez que se convoca una conferencia monográfica sobre el tema.

Los objetivos del encuentro para definir un terreno común de cooperación internacional se enuncian bajo el designio global de garantizar el "libre acceso de los ciudadanos" a la sociedad de la información.

El G-7 pretende consagrar y desarrollar este fin de semana ocho líneas de actuación, según el borrador de trabajo de la Comisión. Los cuatro principales son: promover la competencia leal; fomentar la inversión privada; definir un marco reglamentario adaptable; y facilitar el libre acceso a las redes. Todo ello garantizando el acceso universal a estos servicios, la promoción de la igualdad de oportunidades, el fomento de la pluralidad de contenidos -incluidos los lingüísticos y culturales- y el reconocimiento de la necesidad de la cooperación mundial, "con especial atención a los países en vías de desarrollo".

Santer manifestó también su esperanza de que el desarrollo de estos principios no quede en mero catálogo de doctrina bienintencionada y reclamó el apoyo del G-7 para una decena de proyectos-piloto.

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