Sobre expertos y extinciones
En 1833, Charles Lyell, el fundador de la geología, proscribió las grandes extinciones de la historia de la vida, y en concreto, del final del cretácico, el último periodo de la era secundaria. Hoy, por el contrario, sabemos que una gran extinción tuvo lugar en esa época afectó al 75% de las especies, exterminando a más de la mitad de las marinas. ¿Cuándo exactamente? El estratígrafo Kenneth Hsü, de la Politécnica de Zúrich, ha calculado que el 90% de las especies que se extinguió al final de la era secundaria lo hizo en sólo unos 30.000 años, lo que representaría un ritmo de extinción 15.000 veces superior al normal.Muchos científicos defienden que el impacto de un asteroide provocó al final del cretácico una crisis ambiental (con bloqueo de la radiación solar, incendios generalizados, calentamiento de la atmósfera por un efecto invernadero y lluvia ácida masiva), que a su vez fue la causa de las extinciones. Esta hipótesis está basada en una serie de observaciones coincidentes, como elevadas concentraciones de metales comunes en meteoritos, o la presencia de granos de cuarzo con, microfracturas que requieren para su forma ción presiones mínimas de 100.000 atmósferas, y que hasta ahora sólo se han encontrado en cráteres dé impacto meteorítico.
Recientemente, diversos. indicios han llevado a proponer que el impacto asteroidal tuvo lugar en Yucatán, y hace un año que partidarios y adversarios del impacto realizaron una excursión conjunta en México. A diferencia de mis colegas Colombo o Reguant (ver EL PAÍS del 4 de enero) no he tenido la fortuna de participar en esta excursión; sí he leído el relato que de ella hizo Richard Kerr, uno de los redactores de la revista Science (11/3/94). Para Kerr, la teoría del impacto. ganó la batalla ("the impact won the day "), y es importante subrayar que esta opinión es la de un conjunto de expertos (entre ellos, cuatro ex presidentes de la Sociedad Americana de Sedimentología) no implicados en este tema.
Hace dos años coincidí en una universidad del Norte de México con Wolfgang Stinnesbeck, que codirigió la expedición citada y se. opone a la idea del impacto. Tras oír sus explicaciones, le pregunté: "¿Tú crees que pasó algo al final del cretácico?". Se quedó un momento pensativo y luego dijo, eligiendo las palabras: "No estoy seguro". Entonces pensé que, tras 150 años de estudiar la Tierra, algunos científicos habían retrocedido a los tiempos de Lyell, quien no creía que nada especial pudiese acontecer en la inmutable Tierra.
Naturalmente que no todos los datos encajan: ni siquiera las grandes teorías científicas (el evolucionismo, la relatividad) carecen de zonas de sombra. Pero el recientemente fallecido Karl Popper nos enseñó que no hay hipótesis perfectas, sino que los científicos adoptan. en cada caso la que más datos explica. Cuando alguien. aporte explicaciones alternativas tanto a los múltiples y extraños rasgos que decoran los depósitos del final del cretácico corrio a la brutalidad de la extinción misma, entonces será el momento de abandonar la hipótesis del impacto y sustituirla por una nueva (o vieja).
Mientras tanto, creo que términos despectivos como calificar de milagrosas a las hipótesis que no compartimos no hace mucho por el avance de la ciencia, al fin y al cabo, nuestro objetivo común.
Francisco Anguita es profesor de planetología en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.
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