El genio amable
Quien discuta a Clark Terry está condenado tarde o temprano a ser estudiado por un frenópata eminente. La forma más rápida y certera de definirle es decir, sencillamente, que es el trompetista vivo más importante del jazz.Miles Davis, que murió haciendo hip hop galáctico, se enorgullecía al reconocerle maestro suyo; Wynton Marsalis, que disfruta haciéndose sangre en su incesante escarbar en las raíces del jazz clásico, le rinde homenaje estilístico en cada concierto.
En este caso, el acuerdo sobre sus bondades humanas y musicales es unánime. Hubo quien se atrevió a dudar de su sentido del drama y Terry le aplastó con uno de los más estremecedores I remember Clifford de toda la historia del jazz grabado.
Clark Terry Quartet
Clark Terry (trompeta, fiscorno y voz), Dado Moroni (piano), Pierre Boussaguet (contrabajo) e Idris Muhammad (batería). Madrid, CMU San Juan Evangelista, 27 de enero.
El colegio mayor San Juan Evangelista decidió concentrar en esta jornada buena parte de la energía festiva del 25º aniversario de su club de música. Sin duda fue una acertadísima elección.
De hecho, la celebración era doble, pues Terry también cumplirá en 1995 la bonita cifra de 75 anos. A esa edad, es natural que las facultades empiecen a declinar y las aspiraciones hayan tomado la cuesta abajo, sobre todo para aquellos que practican un instrumento de tan enorme exigencia física como es la trompeta. Pero ésas parecen ser cosas que afectan al común del gremio, y él parece tener bien ganada la inmortalidad.
Sonido puro
Ahí estaban, sin merma significativa, su purísimo y orgulloso sonido, su fraseo risueño y elocuente, su sempiterno sentido del humor y su asombrosa claridad expresiva. Las ganas de agradar de esta excelente formación fueron tales que el repertorio a veces se deslizó hacia materiales no todo lo nobles que exige un talento como el suyo.
En dos generosísimas horas de excelente música, Terry tocó temas tan variados como Cielito lindo y el tema de Los Picapiedra o Mood indigo, en un precioso dúo con el estupendo Pierre Boussaguet. Incluyó también un espléndido You can depend on me. La rítmica, aunque no muy favorecida por una amplificación excesiva, lo bordó todo. Para poner el punto final al concierto, Terry quiso despedirse del público en solitario. Y como broche de oro, Terry se situó en un rincón y con los focos ya apagados. Fue la emocionante rúbrica del genio amable.
Babelia
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