_
_
_
_
_

Películas negras escritas sobre papel de estraza

El cine independiente de EE UU recupera el estilo de las 'puIp fiction' de entreguerras

El estreno de la película Pulp fiction, ganadora en Cannes y favorita en los próximos oscars, reaviva una tendencia persistente en la evolución del cine norteamericano independiente desde hace dos décadas: el rescate del thriller -rebautizado en Francia como género negro- y de algunas de sus variantes fundacionales más ágiles, como las ficciones llamadas pulp (término alusivo al tosco papel de pulpa o estraza de las revistas que las dieron cauce), relatos de gran violencia e intensidad sintética que en el periodo de entreguerras fueron el vivero donde tomaron forma los más radicales rasgos de la narrativa urbana policiaca en EE UU, por la de Dashiell Hammett, cuya obra completa acaba de editarse en España.

Más información
'Black Mask '
Furor frío en el asfalto

Los historiadores del cine y quienes siguen las huellas del cine estadounidense durante las dos últimas décadas suelen fijar un punto sin retorno de su evolución en las dos primeras entregas de El padrino, de Francis Coppola. Es decir: en la recuperación por el cine independiente neoyorquino -y más tarde por el de la costa Oeste- de una de las minas argumentales que abastecieron el cine policiaco (o thriller) clásico de Hollywood.En este rescate, Coppola no estuvo solo, sino avalado por tradiciones de gran riqueza y flanqueado por otros cineastas empeñados en la misma aventura, sobre todo Martin Scorsese (Malas calles y Uno de los nuestros son filmes negros modélicos) y Paul Schrader (suyo es el guión de la indispensable Taxi driver). Los tres nombres forman el eje de un giro que no sólo perdura, sino que se acentuó en los últimos años y absorbe antecedentes históricos e infinidad de consecuentes, como son partes esenciales de la obra de John Landis, Bob Rafelson, Briam de Palma Ridley Scott, Alan Parker, Michael Cimino, William Friedkin, Clint Eastwood, Walter Hill, Sidney Pollack, John Casavettes, Jim McBride, Robert Altman, Spike Lee, Lawrence Kasdan, David Lynch, Jonathan Demme y otros cineastas independientes que han encontrado en el thriller y sus variantes más duras, comenzando por la llamada pulp, el relato urbano por excelencia, que les permite expresar su propia idea del asfalto que pisan.

Desde entonces, cada año se produce en EE UU un número importante de películas de estas características y, aunque. Hollywood se apuntó más tarde a la oleada, y de un tiempo a esta parte ofrece thrillers de gran espectáculo (como las recientes Instinto básico, El fugitivo, En el punto de mira, Peligro inminente y otras películas de alto presupuesto), el protagonismo del rescate sigue estando en manos de los pequeños núcleos de producción independientes, que encuentran en la austeridad y la radicalidad del estilo pulp una sólida base para la humildad de sus presupuestos de producción, mientras Hollywood contamina sus incursiones con la intromisión adulteradora de su manía circense por los efectos especiales: de las series Robocop y Arma letal a otros muchos superficiales y aparatosos sucedáneos del austero y profundo cine negro.

El cine de EE UU crea mimetismo en la producción de todo el mundo y se percibe así la anchura y autenticidad del arraigo del rescate de esta tradición literaria: el género negro experimenta también un auge en el cine europeo, incluido el español. Recordemos que en estos días -mientras en la cartelera de Madrid se ofrecen ahora mismo, entre unas 50 películas de estreno, 16 de género negro o muy cercanas a él: casi la tercera parte, y esto lo dice casi todo- se baraja, como más que probable vencedora en los inminentes premios Goya, Días contados, filme inimaginable fuera de la zona de alcance de este rescate.

Canal + emitió hace unos días Marcado por la rabia, que en algunos aspectos parece un relato arrancado de un puñado de páginas de un viejo thriller barato y, en concreto, procedente del periodo de incubación (y esplendor) del género durante la época de entreguerras, antes y después del abismo de la Gran Depresión de 1929, años en los que proliferaron los pulp magazines, término intraducible, equivalente a revistas de papel de estraza.

Estas publicaciones toscas y baratas, editadas con escasísimos medios, sirvieron de vivero a un tipo de relato de acción muy sintético, destinado al consumo popular rápido y masivo, que creó una escritura directa, sin adjetivos, punzante y extremadamente violenta, en la que el cine reciente ha entrado a saco, sobre todo a raíz de Muerte entre las flores y, entre docenas, las sacudidas de American me; Reservoir dogs; Bad lieutenant; Henry, retrato de un asesino; Amor a quemarropa; Simple man y ahora Pulp fiction, Fresh y Posibilidad de escape, esta última escrita y dirigida por Paul Schrader, uno de los nombres de aquel célebre triángulo neoyorquino que inicio el rescate, lo que cierra por ahora el círculo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_