Lisboa crea un Festival de las Artes al cerrar su etapa de capital cultural europea
Millón y medio de personas asistieron a los actos programados en la ciudad portuguesa
Lisboa cierra hoy su experiencia como capital cultural europea con el convencimiento de que, tras este año repleto de acontecimientos, ya nada volverá a ser igual en la vida de los habitantes de la metrópoli portuguesa. La ciudad, superado ya el trágico incendio de 1988, ha entrado en una fase de transformación profunda y, con la vista puesta en la Exposición Universal de 1998, se anuncia la creación, ya desde el año entrante, de un Festival de las Artes permanente que se celebrará durante los mes de mayo y junio.
La programación de Lisboa 94 ha atraído a millón y medio de espectadores, y el número de turistas ha aumentado en un 6%. Una mirada a las estadísticas de Lisboa 94 muestra el éxito abrumador de las grandes y pequeñas exposiciones, visitadas por casi 700.000 personas que formaron inéditas colas a las puertas de los museos, dejando bien a las claras el hambre de cultura que padecían los lisboetas.La música popular atrajo a más de 300.000 espectadores; la música clásica, a 160.000; el teatro, a 100.000, y la danza, a más de 70.000. Como herencia visible, la capitalidad ha dejado, entre otras cosas, el renovado Coliseo -donde han tenido lugar las más importantes actuaciones musicales-, el Museo del Chiado y la renovación del Museo Nacional de Arte Antiguo, así como el proceso de recuperación de las fachadas románticas de la Séptima Colina.
Dentro del éxito indiscutible, tanto a nivel popular como de gestión, tampoco, han faltado algunas críticas. Porque si la entrada a los museos era ilimitada, no sucedía lo mismo con la programación musical y teatral. Y es precisamente en lo referente a la venta y disponibilidad de localidades donde surge uno de los fallos reconocidos por la propia organización. En primer lugar, falló el sistema de venta y reserva informatizado, y en segundo, el recurso al patrocinio de empresas e instituciones, que a cambio recibieron un determinado número de entradas, propició que, en varias ocasiones, pese a no encontrarse a la venta ni una sola localidad, las salas aparecieran medio llenas, debido a que los patrocinadores no hacían uso de los pases de que disponían. Este fallo, sin embargo, se compensa grandemente por el éxito obtenido en la atracción de mecenazgo para la programación de Lisboa 94, en buena parte por la aplicación de beneficios fiscales, que hace que, prácticamente, se cierre sin pérdidas el programa.
Despertar social
¿Y ahora, qué? La pregunta que se hacían los lisboetas tras el empacho de golosinas culturales de todo tipo servidas a lo largo de este año ha sido respondida, en parte, con la creación de este festival que pretende competir con los ya tradicionales que se celebran en otras capitales europeas. Pero, a mucha gente, una cita de dos meses al año no le parece suficiente. En una ciudad que vive un claro despertar social, al estilo de lo que pasó a la historia como la "movida madrileña" -exuberante vida nocturna, abundante oferta de bares, restaurantes y discotecas y surgimiento de valores locales-, da cierto miedo la resaca de 1994.
La realización de este acontecimiento ha sido también una curiosa experiencia en el campo político, concretada en la fluida y casi ejemplar colaboración del Gobierno conservador del primer ministro, Cavaco Silva, y el Ayuntamiento de izquierdas de la capital, presidido por el socialista Joáo Sampaio.
La presencia española en la programación de Lisboa 94 ha tenido dos caras: el éxito del estreno mundial de MTM, la última producción de La Fura dels Baus, y el fracaso de la ópera Carmen, con dirección artística de Adolfo Marsillach.
Lisboa 94 acaba hoy con un generoso programa que incluye, además de la entrada libre a todos los museos, obras de teatro, el estreno mundial de la película del director alemán Wini Wenders sobre la ciudad y el concierto de clausura en el Coliseo, que acoge a uno de los personajes míticos de la cultura portuguesa, la pianista Maria Joáo Pires, con la Filarmónica de Londres.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.