España logra el apoyo de la UE ampliada para su ingreso en la política pesquera común
España logró ayer el espaldarazo político de los Doce. El Consejo Europeo de Essen ratificó que debe integrarse en la política común de pesca (PCP) no en el 2003, sino en 1996. Los jefes de Estado y de Gobierno "instan" a sus ministros de Pesca a que "antes de fin de año", y "respetando plenamente" los acuerdos de marzo, pongan en marcha los mecanismos técnicos. De ser así quedarían allanados los obstáculos al ingreso de Austria, Finlandia y Suecia en la UE el 1 de enero. España condicionaba su ratificación al fin de su discriminación pesquera.
/ IGNACIO CEMBRERO
"El problema se resolverá a tiempo", auguró el canciller alemán, Helmut Kohl, en la madrugada de ayer. A la mañana siguiente, figuraba en las conclusiones provisionales. "El mandato del texto es absolutamente claro, España debe integrarse sin discriminación", apostilló Felipe González a la hora del desayuno. Quedaba otra escaramuza. El texto provisional decía que el Consejo Europeo "invita" a los ministros a instrumentar técnicamente el acuerdo. "Me gustaría más que dijera insta", advirtió González. Ya en la reunión, insistió en que no quería discriminaciones: "O España se integra en el régimen [de controles de capturas y acceso a caladeros] de los demás, o los demás en el régimen especial de España". También logró incorporar el matiz. La cumbre insta, no sólo invita. ¿Filigrana?. Así es la construcción europea, el reino de los matices.El presidente del Gobierno se había curado en salud, sin levantar expectativas de éxito. Y asegurando que "el vínculo jurídico ya existe; también el político". En lo primero le asistía toda la razón, pues el acuerdo de marzo (integrar ya a España en la PCP) fue firmado por los ministros de Exteriores, actuando como Conferencia Intergubernamental, y tenía por tanto mayor rango jurídico que otras normas. En lo segundo, sólo a medias. La fuerza política de una conclusión de Consejo Europeo es superior a la del Consejo de ministros. Éstos, se supone, siguen las orientaciones de sus presidentes. Pero el asunto "no se puede considerar cerrado hasta que haya resolución del Consejo de Pesca", advirtió González.
Esta batalla política ha deteriorado la imagen exterior de España, haciéndola aparecer como eventual culpable del fracaso de la ampliación nórdica. Hasta hace muy pocos días, las embajadas no recibieron instrucciones sobre este asunto caliente. Los
periodistas europeos apenas han sido directamente informados de que la posición española no reivindicaba mejoras económicas particularistas, sino el cumplimento de unos pactos. "!Ya están los españoles aguando la fiesta!" era, hasta ayer, su comentario más frecuente.
Terrorismo
Felipe González y Javier Solana celebraron, además del éxito en el asunto de la pesca, los avances sobre la agencia Europol y una referencia a Gibraltar en las conclusiones. Efectivamente, la presidencia alemana se avino a incorporar "la inclusión del terrorismo entre las tareas de Europol", como reivindicaba España con apoyo francés. E1 convenio por el que se creará la agencia -el FBI de la Unión Europea- se concluirá "a más, tardar" en junio, para la cumbre de Cannes. Y en él deberán incluirse "soluciones equilibradas" sobre la configuración del sistema (Francia y Alemania discrepan sobre el acceso a los datos), el papel de los funcionarios "de enlace", los aspectos institucionales y la inclusión del terrorismo. Todo está, pues, muy verde aún.En cambio ha madurado la Unidad de Drogas de Europol, cuyas competencias se amplían a la criminalidad procedente del Este: tráfico clandestino de materiales nucleares, inmigración ilegal, robos de vehículos y blanqueo de dinero por las mafias.
Todo, menos el terrorismo. El optimismo español debe matizarse: su tema está incorporado, pero dentro de un "equilibrio" y a medio plazo, en una Europol por crear; los temas de otros echan a andar, y además en una Unidad de Drogas que ya funciona.
El capítulo de los intereses españoles específicos en este cumbre -avances en Mediterráneo y Latinoamérica aparte, que son los de mayor calado-, se cierra con una mención al litigio de Gibraltar en el capítulo de libre circulación de personas. Debe resolverse la "ultima cuestión pendiente", la que separa al Reino Unido y España. Solana y su homólogo británico, Douglas Hurd, trataron del tema.
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