Primeros pasos de terapia génica para el cáncer
Más una herramienta que el tratamiento definitivo que se pensó en un principio. Esa es la visión actual que tiene la ciencia de la terapia génica y por eso se están utilizando sus técnicas para abordar el problema del cáncer. "Tenemos una nueva clase de herramientas y hemos de aprender a usarlas. Por ahora es como cuando te trae regalos Papá Noel y aprendes a jugar con ellos", aseguró Michael Blaese, pionero de la terapia génica en humanos, con el tratamiento de niños burbuja, en el simposio intemacional que terminó ayer en Valencia, organizado por la Fundación BBV. La jornada estuvo dedicada a los diversos intentos de frenar o evitar los tumores.
La mayor parte son ensayos en animales y en algunos casos en un número reducido de pacientes y todos tienen lugar en Estados Unidos. Los resultados son alentadores pero no espectaculares, lo que motivó que el italiano Renato Dulbecco, premio Nobel de Medicina en 1975, que presidía la sesión, comentara: "Hay que observar estos trabajos con espíritu crítico".
Intentos de compensar las disfunciones genéticas que están implicadas en el cáncer, la utilización de genes para que las células sean más sensibles a la quimioterapia, la radioterapia u otros tratamientos, y la potenciación genética del sistema inmune forman la batería de enfoques con que la terapia génica se enfrenta al cáncer en los últimos años.
Entre los ensayos presentados ayer destaca, por imaginativo, el de David Curiel, de la universidad de Alabama, que ha diseñado un sistema para atacar una proteína implicada en el crecimiento de muchos tumores, pero no en todos, mediante la introducción en las células de un gen que dirige la producción de anticuerpos contra esa proteína. Lo que se ha visto es que las células transducidas mueren y así se para el crecimiento del tumor.
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