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Las mujeres, base para salvar Mostar

Trabajo con 600 familias "de riesgo" para una 'biografía' social de Bosnia

ENVIADO ESPECIALUna ginecóloga de Nápoles, Rosaria Cacace, se ha lanzado a la aventura de, un ambicioso proyecto de asistencia a las mujeres víctimas de la guerra en la ciudad de Mostar (Bosnia Herzegovina), que pretende contribuir a cicatrizar las profundas heridas sociales y la división que ha dejado la brutal guerra entre croatas y musulmanes. "La primera vez que vine a Mostar y vi la división de la ciudad y la destrucción quise conocer la opinión de las mujeres que viven en ella. Pensé en un proyecto de asistencia a las mujeres y niños , explica la doctora. Las mujeres como "una base óptima" para trabajar en favor de la reunificación de Mostar, es la premisa fundamental del proyecto de la doctora Cacace.

Se trata de desguetizar la situación de las mujeres. "Cuando termina la guerra, a las mujeres les toca el papel de una fuerza numérica superior -la mayoría de las bajas en combate son hombres- con muchos problemas", afirma Cacace. La fase previa del proyecto, financiado por la Cooperación Italiana, ha consistido en un curso de formación a mujeres realizado por doce asistentes sociales en los dos sectores de la ciudad. "Ha sido muy emocionante. Las personas del oeste han visto por primera vez el grado de destrucción en el este", cuenta Rosaria Cacace. "Es un proyeto único, sin tener en cuenta la división de la ciudad".

20.000 familias

A partir de entrevistas a 20.000 familias de los dos sectores se escogerán 600 familias consideradas "de riesgo" es decir, aquellas que se hallan en la peor situación (numerosas, viudas, inválidos, enfermos psiquiátricos). Las entrevistadas tendrán que contestar unos cuestionarios esquemáticos sobre la situación sanitaria, laboral y escolar de la familia y las condiciones de la vivienda, desde el régimen de propiedad, hasta el grado de destrucción. "Será una especia de censo de la situación familiar en Mostar. Esperamos obtener una foto detallada de la situación sanitaria y social de la ciudad. Podremos facilitar información a otras organizaciones humanitarias que trabajan aquí".Un comité técnico-científico de Mostar este y oeste formado por diez personas (ginecólogos, psicólogos y asistentes sociales) de las tres nacionalidades (musulmanes, croatas y serbios) participará en la selección de las 600 familias. En febrero comenzará el servicio de asistencia domiciliaría en el que equipos móviles de tres personas (una enfermera, una psicóloga y una asistenta social) visitarán casa por casa, una vez a la semana durante seis meses.

Rosaria Cacace define así los objetivos prioritarios del trabajo: "Asistir de una manera al menor coste multidisciplina posible a aquellos que no tienen nada de nada. Tratar y prevenir los casos de diabetes, hepatitis y tuberculosis, por ejemplo. Queremos aportar un servicio real, no teórico. Tenemos que conseguir que la gente vaya eliminando la suspicacia, que circule la información. Un problema básico es que en el este no hay el número de enfermeras que necesitamos, pero sí en el oeste. Tenemos que conseguir que crucen la ciudad sin miedo". "Si de la asistencia nacen teorías, fantástico. Así circularán ideas. Harán lo que quieran de su ciudad", añade.

Cacace quería ir a trabajar a Somalia y la casualidad la llevó a Mostar. Ahora está convencida de que "ésta es una situación en la que se puede hacer algo diferente. Pase lo que pase con la ciudad es el único proyecto que puede seguir en pie, porque es un proyecto móvil. Y esta gente tiene derecho a una esperanza".

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