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EPIDEMIOLOGÍA

Investigaciones y avances logrados a raíz del sida

Los cientos de millones de dólares que sólo en Estados Unidos se destinan cada año a la investigación sobre el sida no han sido suficientes aún para la obtención de una vacuna, pero además de mejorar la calidad de vida de los enfermos están abriendo campos nuevos de la medicina de los que se beneficiarán enfermos bien distintos a los infectados por el VIH.En la investigación básica, los avances han sido espectaculares. Nunca antes se había sabido tanto de un virus como hoy del VIH, un conocimiento que no podría haberse adquirido si no se hubieran multiplicado las investigaciones sobre todo el sistema de defensa en estado sano. Esto, para los científicos, es un activo útil en cualquier momento.

"También conocemos mejor las enfermedades del sistema inmunológico", dice Rafael Rubio, jefe de la unidad VIH del hospital Doce de Octubre de Madrid. "Ahora se sabe mucho más, por ejemplo, de un tipo de tumor que antes se veía sobre todo en Africa y esporádicamente en jóvenes. Los enfermos de sida tienen mil veces más riesgo de padecer uno de estos linfomas, y con ellos se está empezando a comprender por qué surgen en la población normal".

Enfermedades olvidadas

Con el sarcoma de Kaposi, el tumor que por su repentina gran incidencia y agresividad entre homosexuales estadounidense a principios de los ochenta dio la alarma sobre la epidemia, ha ocurrido igual. Su forma clásica es más bien benigna, y se da muy poco en ancianos, aunque en Africa, donde hay también una variante más grave, es endémica en el área subsahariana. Pese a ello, "hubiera sido una enfermedad olvidada para los investigadores", pronostica Rubio.Con el sida han renacido en países desarrollados enfermedades oportunistas como la neumonía por Pneumocistys carinii, la leishmaniasis, toxoplasmosis, criptococosis, tuberculosis o infecciones por citomegalovirus, entre otras muchas. "Con el sida hemos aprendido a manejar estas enfermedades poco frecuentes explica Antonio Guerrero, jefe la unidad VIII del hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Se han desarrollado nuevas técnicas de diagnóstico, sabemos cómo administrar mejor el tratamiento. Desde que empezó la epidemia se nos han presentado 60 casos de leishmaniasis en este hospital, cuando antes apenas se veían. Con el criptococo, un hongo que puede producir meningitis crónica, ha pasado lo mismo. Y no es que haya más microorganismos en el ambiente, es que hay más sujetos sensibles".

La onda expansiva de las investigaciones relacionadas con el sida ha alcanzado también a la epidemiología. Los hospitales diseñan hoy fórmulas para reducir al mínimo el riesgo de contagio de enfermedades transmitidas por vía respiratoria como la tuberculosis, cuyo bacilo, además de tener a su disposición actualmente un número de víctimas mucho mayor que hace unos años, ha descubierto cómo burlar los tratamientos con los antibióticos tradicionales. "Hemos observado que alrededor del 30% de las tuberculosis en adultos son de nueva adquisición, lo que desde el punto de vista epidemiológico es muy novedoso. Siempre habíamos pensado que el bacilo se tenía desde la infancia, y que se reactivaba", explica Guerrero.

Los médicos también ha debido aprender algo nuevo. "Hemos aprendido a convivir con el miedo al contagio y lograr que predomine la racionalidad, a controlar el impulso inicial de rechazo", añade.

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