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Recuperado ADN de un animal de hace 80 millones de años

El material genético, posiblemente de dinosaurio, no se parece a ningún otro

Por primera vez un científico se ha atrevido a decir que tiene material genético de un animal del periodo cretácico, hace 80 millones de años, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra. Scott Woodward ha partido de dos huesos hallados en una mina de carbón de Utah (EE UU), pero no llega a afirmar que sean de dinosaurio, aunque en aquella época eran los únicos grandes animales existentes. Es un hallazgo intrigante porque las secuencias del ADN recuperado son diferentes a todas las catalogadas en el mundo y no se corresponden con las de sus parientes más próximos, los cocodrilos o pájaros.

Woodward se adelanta así, en la revista Science, a los rumores que atribuían al famoso paleontólogo Jack Horner, modelo del protagonista de Parque Jurásico, haber conseguido extraer ADN de una pata de tiranosaurio rex encontrada en Montana. Mientras algunos biólogos se lanzan por este fascinante camino hacia el pasado el mundo científico acoge estos hallazgos con escepticismo, como sucedió hace un año, cuando se anunció la recuperación de material genético de un insecto fosilizado en ámbar de hace al menos 120 millones de años.Las razones del escepticismo son bastante claras. Como señala Woodward, de la Universidad Brigham Young de Utah, al comienzo de su artículo, las moléculas biológicas, como la larga cadena de bases químicas que forma la doble hélice del ADN, degeneran rápidamente tras la muerte de la célula en cuyo núcleo se encuentran. El ADN es particularmente susceptible a daños por el oxígeno y el agua y en condiciones normales sería excepcional encontrar ADN de más de decenas de miles de años de antigüedad. Sin embargo, si se preserva en condiciones adecuadas de calor y presión, las cosas cambian, según Woodward.

Mina de carbón

Los huesos que él y su equipo han, estudiado estaban en una mina de carbón, carbón que al formarse los preservó, según Woodward, sin haber fosilizado del todo, y asociados a rastros de dinosaurios. Nada más extraerlos fueron transportados al laboratorio y se tomaron medidas para que no fueran contaminados con ADN de otros organismos,. como el de los propios investigadores.

Ésta es una de las principales preocupaciones expresadas por los expertos, ya que al estar tratando con algo completamente desconocido como es el supuesto material genético de los dinosaurios y al ser el ADN común a todos los seres vivos, los investigadores no tienen los medios de identificarlo con certeza.

Tras numerosísimos intentos con el método PCR de amplificación de ADN, los investigadores lograron nueve reacciones positivas, siete de un hueso y dos de otro. Las diferencias y similitudes entre estas secuencias sugieren que los huesos pertenecen a dos animales distintos.

Las secuencias fueron comparadas con las de mamíferos, reptiles, aves, anfibios, insectos y entre sí. La mayor coincidencia fue entre las de los dos huesos y la menor con la de una abeja. Pero los 'investigadores reconocen que el ADN recuperado puede ser demasiado escaso para permitir estas comparaciones fílogenéticas, aunque señalan que han demostrado que es posible recuperarlo.

Escepticismo

Opiniones de expertos recogidas en la misma revista recuerdan que el ADN de los dinosaurios debería tener alguna relación con los de sus parientes modernos, los cocodrilos o aves, aunque también es posible que existieran tantos dinosaurios distintos que el ADN de algunos no tenga que ver con los de descendientes de otros.

Uno de los expertos afirma que si no se puede probar relación con las aves, aunque sea a través de cambios evolutivos, el ADN recuperado no es de dinosaurio e incluso se señala que Woodward puede haber copiado indefinidamente material de un microorganismo escondido en el hueso.

Mientras otros laboratorios no dupliquen estos resultados, según el método científico habitual, las dudas persistirán. Y no se dispone de más huesos porque la galería de la mina donde fueron encontrados se hundió. Mala suerte para Woodward y sus buscadores de ADN arcaico, que ya han partido en pedacitos los fragmentos restantes de los dos huesos para repartirlos por otros laboratorios.

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