La sustitución de Molinas enfrenta a inmovilistas y renovadores en la gran patronal catalana

JOSEP MARIA CORTESLa sustitución de Alfredo Molinas en la presidencia de Fomento del Trabajo Nacional enfrenta a la vieja guardia de la gran patronal catalana -apoyada por José María Cuevas desde la presidencia de la CEOE- con los empresarios más representativos del tejido industrial. Los renovadores preparan una candidatura que podría encabezar por consenso Joan Molins, actual presidente del Círculo de Economía, con el objetivo prioritario de democratizar una institución empresarial todavía marcada por el pasado corporativista de muchos de sus directivos.

Los impulsores del cambio podrían aceptar una junta de transición, presidida por Antonio Algueró, propuesto por el propio Molinas como su sucesor en las elecciones del próximo 22 de diciembre. La presidencia de Algueró sería, así, un mandato interino para permitir un cambio de estatutos y propiciar nuevas elecciones a corto plazo. En esta segunda confrontación aparecerían con más claridad las candidaturas de cada bando: Joan Molins por los renovadores y Juan Rosell, actual vicepresidente y autoproclamado delfín del presidente saliente por los inmovilistas'.La salida de Molinas puede liquidar la última trinchera de los agónicos planteamientos autárquicos de la, gran patronal catalana, anclada en la fronda proteccionista del siglo XIX y reforzada por el pasado nacional sindicalista de algunos miembros influyentes de su equipo como Julio San Miguel, Lorenzo Gascón o Pedro Llorens Llorente. Estos últimos -el decoroso mobiliario de un presidente, Alfredo Molinas, que se ha perpetuado 16 años en el cargo- fueron convertidos al sufragio empresarial por -la operación entrista que colocó fugazmente a Carlos Ferrer Salat en la presidencia de Fomento en 1977 y lo propulsó a la CEOE un año mas tarde. Aquella transformación acabó con el Fomento de infausta memoria -presidido sucesivamente desde 1939 por el barón de Quadras, el barón de Terrades, Miquel Mateu y Félix Gallardo- pero aplazó prácticamente hasta hoy la hora de su auténtica democratización.

Entre los 600 vocales que componen la asamblea de Fomento se va conformando una minoría cualitativa, creciente y dispuesta a desplazar al núcleo duro del empresariado conservador. El apoyoa Joan Molins -el empresario ha declinado efectuar cualquier comentario al respecto- es unánime entre los grandes patrones de la industria reunidos en el Instituto de la Empresa Familiar, fundado hace tres años para defender los intereses de las sociedades familiares y actuar como lobby fiscal en defensa de una tributación incentivadora de la economía productiva.

A este último grupo de presión pertencen algunos propietarios de empresas exportadoras como Marià Puig (Antonio Puig SA), Ignacio Ferrero (Nuetrexpa-Cola Cao), Lluís Carulla y Jaime Tomás (Agrolimen-Gallina Blanca), Enrique y Javier Bernat (Chupa Chups), Josep Ferrer (Freixenet), Josep Esteve (Laboratorios Esteve), Pere Vicens (Editorial Vicens Vives), entre otros muchos, todos con voz y voto en la asamblea de Fomento.

Pujolistas y populares

Esta misma opción reformista está siendo apoyada a distancia: por la corriente pujolísta -prácticamente hegemónica en el mundo empresarial local- y por el amplio entorno civil del socialismo catalán. Frente a ello, el continuismo de la patronal catalana apoyado por Cuevas es consonante con el planteamiento político y económico del Partido Popular.

Él mundo universitario se moviliza también ante el reto de la misma inexcusable refundación patronal. El apoyo al cambio está siendo focalizado por economistas de prestigio académico y peso institucional como ' el ex ministro Ernest Lluch -actual rector de la Menéndez y Pelayo-, el profesor Joaquim Muns -consejero del Banco de España y economista orgánico del pujolismo político-, o el catedrático Fabián Estapé, conspirador de largo aliento en la democratización del mundo empresarial siguiendo la estela marcada por el historiador Víncens Vives, ideólogo fundacional del Círculo de Economía.

Este último conglomerado, sin conexiones pero convergente en su inspiración, ilustra la agitación empresarial más comprometida con la causa de la ciudadanía, el sufragio universal y el sistema parlamentario.

Frentea esta tendencia, en el mismo seno de Fomento, el propio Molinas prepara una transformación para facilitar el recambio, generacional -Santiago Fisas y Alfonso Vilá, entre otros nuevos miembros de la Junta- que arroparía al mencionado delfín, Juan Rosell. Esta regeneración cuenta con el visto bueno de Arturo Gil -vicepresidente de la CEOE y eterno sucesor de Cuevas-, y el apoyo dé notables como Joan Pujol, secretario de la patronal catalana, y Joaquín Trigo, autor del programa económico de Aleix Vidal-Quadras, presidente del PP en Cataluña. Es el cambio desde dentro, apoyado en un renovado gusto por el liberalismo radical referendista y defensor del mercado a machamartillo, inspirado en el pensamiento de Salvador Millet i Bel, presidente honorífico de La Caixa, miembro del consejo consultivo de Fomento y ex secretario de Francesc Cambó.