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Mercadillo ecológico

Biocultura 94, la feria 'verde', combate los aderezos químicos y las casas enfermas

Es como un mercadillo, pero los comerciantes no gritan; ésta es una feria respetuosa y la contaminación acústica está mal oída. En Biocultura 94, la reunión anual de los productos ecológicos, hay soluciones sanas para casi todos los problemas."¡Rigurosamente cierto!" es el reclamo de un puesto que ofrece sartenes y cacerolas de fundición desde 1.850 pesetas: "¡Utensilios de cocina de hierro, sin ningún tipo de aditivo químico!". Se ha declarado la guerra a la química. Si había alguna duda, otro mensaje adherido a una sartén convencional advierte: "¡Cuidado, se está comiendo la pintura!".

Para un cuerpo sano, la alimentación debe ser sana. Y la alimentación es la reina de Biocultura. Aceite puro de oliva, queso de los Picos de Europa, miel de la Alcarria, tortillas mexicanas Chapultepec de puro maíz ..., incluso los tradicionales barquillos madrileños. Productos que se comen con la vista acompañan a los más ortodoxos tenderetes de los agricultores biológicos. Éstos ofrecen orgullosos sus melones, manzanas, lechugas y cardos sin aderezos químicos. Jacinto Delgado, de Sant Llorenç d'Hortons (Barcelona), recibe con barretina (el gorro catalán) a los clientes y les explica cómo trabaja la tierra; no la explota. Según Delgado, los fertilizantes son a los vegetales como el clenbuterol a la carne: "Engordan el producto a base de agua". Conclusión: "Saben menos, alimentan peor y se pudren antes".

El peligro no sólo llega por vía oral. En la feria más ecológica se cuida especialmente el sector del hogar. Mariano Bueno, experto en geobiología, defiende la bioconstrucción: un hogar sano que evita los campos magnéticos y esquiva las fuentes artificiales de radiación. Bueno abomina de las moquetas y defiende los materiales sanos, como la cerámica y la madera. También recuerda que algunos edificios enfermos todavía están rellenos de amianto, un aislante que desprende fibras aceradas que al respirar se clavan en los pulmones y producen fibrosis pulmonar. La alternativa que se ofrece: arlita, pequeñas bolitas o burbujas de arcilla expandida que cuesta 6.000 pesetas el metro cúbico.

Uno de los sectores más atractivos es el de la papelería. Al inmenso surtido de cuadernos, folios, carpetas y sobres de papel reciclado se unen este año los bolígrafos biodegradables construidos con pasta de albúmina (100 pesetas la unidad). En salud corporal compiten las medicinas alternativas con los muebles ergonómicos. Un ejemplo es el sillón Lotus (28.500 pesetas) de mimbre, que "expande el tórax" y distribuye las piernas en una posición de semiloto.

En el sector textil destacan los pañales lavables no desechables y las prendas de vestir que no producen alergias. "Algodón y lino, o seda y lana, pero nunca hay que mezclar una fibra vegetal con otra animal", aconseja un vendedor que ofrece calzoncillos ciento por ciento algodón a 850 pesetas. Carretera y manta, un puesto riojano vende mantas (a 8.000 pesetas), calcetines (desde 600) y boinas (a 1.000) de lana con aires trashumantes.

Un total de 450 puestos han colonizado, 15.000 metros cuadrados del Pabellón de Cristal de la Casa de Campo hasta el domingo. Desde cactos que eliminan las radiaciones del ordenador hasta futones ("lecho para dormir", en japonés) madrileños. El que no encuentre su solución verde ahora, seguro que la tendrá el año que viene.

Biocultura 94. Hasta mañana, en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. De 10.00 a 20.00. Entradas, 450 pesetas.

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