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Irak anuncia que está dispuesto a reconocer la soberanía y las fronteras de Kuwait

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Washington aún desconfía de los movimientos de tropas de Bagdad

El Gobierno de Bagdad reclutó ayer el apoyo de Rusia a sus firmes demandas de abolir el embargo internacional que estrangula a Irak a fin de superar la crisis en el golfo Pérsico. Kózirev, llegó a. la capital iraquí para dar el mayor énfasis posible a la gestión mediadora de Moscú y proponer "ideas concretas". El ministro ruso, que presentó el plan de paz de Moscú a Sadam Husein, ya había dicho antes de salir de Moscú que Rusia y Estados Unidos no coinciden en todos los aspectos de la crisis. Entre otras medidas, Moscú colaborará en la vigilancia y control del armamento iraquí.Sin embargo, Kuwait considera que el reconocimiento oficial por parte de Irak debe ser "formal" y, no estar condicionado por nada, según declaró a la agencia Reuter el embajador kuwaití en la ONU. La aceptación por Bagdad del plan de paz ruso implica un retroceso de cinco kilómetros hacia el interior del. territorio iraquí respecto a la frontera anterior a la guerra del Golfo. Irak también pierde parte de la ciudad costera de Un Qasr y nueve pozos petrolíferos. Además, Kuwait e Irak deben resolver el contencioso sobre los 600 prisioneros de guerra que el emirato denuncia que aún se encuentran en manos de Bagdad. Ahora, el régimen de Sadam Husein acepta la intervención en el caso de la Cruz Roja Internacional.

Los iraquíes acariciaban ayer la esperanza de una rápida solución ala crisis y en las calles de Bagdad se respiraba cierto alivio. "¡Que Dios nos libre de un nuevo ataque!", dijo un ama de casa que hacía la compra en uno de los patéticos mercados populares de Bagdad. "Antes por lo menos podíamos abastecernos de comestibles y de artículos de primera necesidad y aguantar días sin salir. Ahora lo que se encuentra y está alcance del bosillo se compra y dura sólo un día", dijo alzando una bolsa de plástico con algunos tomates, pan y pepinos magullados.

Gracias a Rusia, China y, sobre todo, a Francia, que han manifestado abiertamente su objeción a opciones militares favorecidas por Estados Unidos, el Gobierno de Bagdad podía ayer ufanarse de: haber conseguido su objetivo de trasladar la crisis de las trincheras del desierto hacia esferas diplomáticas internacionales más elevadas. La iniciativa rusa en favor de Irak, uno de los mas firmes aliados de la antigua Unión Soviética, junto con las evidentes diferencias entre los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, han paralizado, al, menos de momento, la amenaza de nuevas acciones militares contra Irak. ¿Empate en el desierto? Ese era ayer un veredicto adecuado.

Bagdad sostiene que la retirada de sus cuatro divisiones mecanizadas de la Guardia Republicana, las tropas de élite, se ha cumplido en todas sus fases y que esas fuerzas de élite han regresado a sus posiciones originales tras completar "maniobras de otoño".

Puntos de fricción

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En los últimos dos días, la televisión iraquí mostró imágenes del repliegue, pero analistas extranjeros en Bagdad dijeron ayer que la operación podría necesitar al menos un par de días más. "En todo caso, es evidente que Bagdad no quiere mantener un punto de fricción en la zona y, mucho menos, brindar un pretexto para un ataque aliado", según comentó un diplomático europeo acreditado en Bagdad.

Los esfuerzos diplomáticos de Rusia y de otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se oponen tenazmente a una nueva campaña militar contra Bagdad.

Pero los rusos tienen también otros motivos para abogar en favor de Bagdad. De no producirse una recuperación económica en Irak, los rusos difícilmente podrán reclamar el pago de una deuda atrasada de mas de 8.000 millones de dólares (un billón de pesetas).

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