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La unificación, 25 años después

En 1968 la Academia -hoy Real Academía- de la Lengua Vasca, celebró en Aránzazu un congreso en el que inició su andadura una modalidad de lengua escrita común, llamada normalmente euskara batua, para ser utilizada sobre todo en ' la enseñanza, en la Administración y en los medios de comunicación. Ahora la Academia se prepara a dar otro paso decisivo en la unificación del vasco común.Como sucede en principio en todas las lenguas, el vasco se halla fragmentado en dialectos. Se habla, con frecuencia de la falta de intercomprensión entre hablantes de dialectos distintos, pero esas dificultades son mínimas entre hablantes capaces de leer en su propio dialecto. Es decir, el problema es cultural, de alfabetización, no lingüístico.

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La literatura vasca nace a mediados del siglo XVI, pero como una literatura marginal. Esta situación se modifica a finales del siglo XIX con la eclosión del nacionalismo vasco de Sabino Arana, que aunque no puso al idioma nacional como eje de su ideología, dio al eusquera una importancia de la que nunca había gozado en la sociedad vasca e inculcó a ciertos sectores una conciencia lingüística prácticamente inexistente hasta entonces. En este ambiente vasquista se da también un notable renacimiento literario. En 1918 se crea la Academia de -la Lengua Vasca.

Una de las cuestiones que no se abordó en la preguerra fue el establecimiento de una variedad escrita común a todos los vascos, sobre todo por el poco interés que mostró el movimiento nacionalista, que siempre hablaba de "una federación de es tados vascos", cada uno con su dialecto. Tras la brutal ruptura que supuso la guerra civil y la represión de -los años oscuros, la primera generación de la posguerra inició un replanteamiento de los problemas lingüísticos pendientes. En est ' e contexto, un grupo de escritores jóvenes reunidos en Bayona en 1964 esbozó una propuesta de unificación sobre los puntos básicos de la ortografía y la morfología nominal y verbal. Por encargo de la Academia, Luis Michelena, máxima autoridad mundial en lingüística vasca, estableció las bases teóricas y prácticas del estándar unificado que se discutieron en el congreso de Aránzazu de 1968. Tras unos años de intensa actividad de la Academia, el euskara batua, basado en un compromiso entre la tradición litera ria y el uso vivo actual, quedó perfilado en sus líneas generales.

Hay que señalar, contra lo que se ha dicho en ocasiones, que las propuestas de la Academia consiguieron en breve plazo la adhesión de la mayoría de los escritores. Prácticamente sólo merecieron el rechazo de la vieja guardia, nacionalista o no. Pero hay que tener en cuenta que lo que se unificó en aquella primera etapa era desde el punto de vista técnico de una relativa sencillez. En cambio lo que quedaba, el diccionario unificado y casi toda la gramática normativa, presentaba una complejidad que el estado de los estudios vascos, en manos hasta hace poco de personas más entusiastas que preparadas, aconsejaba no abordar sin más.

Por ello, hacia 1980, la Academia paralizó prácticamente el proceso de unificación y comenzó un notable esfuerzo de recopilación de datos sobre la tradición literaria y el uso actual. Se diseñaron para ello una serie de "trabajos de infraestructura" entre los que destaca el despojo por medios mecánicos de los 300 libros más significativos de la tradición literaria vasca, de 1545 a 1970, que ha proporcionado una base de datos que permite disponer de información casi exhaustiva sobre cinco millones y medio de palabras-texto de todas las épocas, dialectos, géneros literarios y registros de lengua. En cuanto este material estuvo en condiciones de ser explotado, varias comisiones académicas se puso a hacerlo. Así, tras doce años de impasse, la Academia reanudó su actividad normativa hasta el congreso que se celebra esta semana en el Aula Magna de la Universidad del País Vasco, y que esperemos que suponga el inicio de otra etapa decisiva en el proceso de unificación emprendido hace 25 años.

Ibon Sarasola es escritor.

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