Autobiografía de un idiota
Forrest GumpDirector: Robert Zemeckis. Guionista: Eric Roth. Fotografia: Don Burgess. Música: Alan Silvestri. EE UU, 1994. Intérpretes: Tom Hanks, Robin Wright, Gary Sinise, Mykelti Williamson y Sally Field. Estreno en Madrid: Avenida, Gran Vía, Cid Campeador, Minicines, Novedades, Juan de Austria, Excelsior, Aragón, Aluche, Bellas Artes (V. O.).
Discípulo aventajado de Steven Spilberg, el cine del realizador Robert Zemeckis cambia de signo cuando deja de rodar convencionales comedias y convierte sus películas en exhibiciones de efectos especiales. Éste es el origen del éxito de producciones como Regreso al futuro (1985) o ¿Quién engañó a Roger Rabbit.? (1988) y ahora de Forrest Gump, donde hace aparecer repetidamente en televisión al protagonista hablando con varios presidentes de Estados Unidos.
En esta ocasión narra la vida de un extraño personaje idiota, tal como se define él y cuantos le conocen, pero que tiene la propiedad de triunfar en todas las empresas. Desde que va por primera vez al colegio a principios de los años cincuenta hasta que acompaña a su hijo tres décadas después. Entre medias se convierte en gran jugador de fútbol americano, le conceden la medalla del congreso por su valerosa actuación en la guerra del Vietnam, monta una próspera empresa de alimentación, llega a ser un famoso corredor y tiene un hijo con la mujer de su vida.
Narrada en primera persona a partir de una larga sucesión de vueltas hacia atrás, comentadas por el propio personaje, lo que introduce un cierto distanciamiento que da al dramático conjunto un tono de comedia, Forrest Gump es una película demasiado larga -dura 140 minutos-, bastante tendenciosa y aparentemente simple.
Si Tom Hanks encarnase a un personaje normal seguramente ganaría menos premios de interpretación, pero Forrest Gump sería más soportable. Sin embargo, tal como es resulta demasiado larga para apoyarse en una retrógrada ideología y unos brillantes momentos, en el no va más de la tecnología cuando Forrest Gump habla con Johnson, Kennedy, Nixon o incluso John Lennon. En cualquier caso el personaje nunca llega a producir la ternura que se pretende, siempre resulta excesivamente pesado, y todavía más la acomodaticia ideología que la historia rezuma por todos sus poros. Lo mejor de la película es la bella y no muy conocida actriz Robin Wright y su personaje, debido a o cual los productores, el director y el guionista deciden matarla en justo castigo a la disipada vida que ha llevado.
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