Franco Moschino, el creador de la moda transgresora, muere a los 44 años
Franco Moschino, uno de los modistos italianos más célebres de las últimas décadas, creador de una moda joven y poco convencional, aficionado a trangredir las convenciones del buen gusto y la estética seria, falleció el pasado domingo, a los 44 anos, de un tumor intestinal que había condicionado los dos últimos años de su vida. La noticia se supo sólo ayer, ya que sus padres y su hermano, que constituían su única familia, prefirieron enterrarlo en la intimidad más estricta, aunque han anunciado un funeral en Milán para la próxima semana.Frases irreverentes. como "la naturaleza es mejor que la costura", impresas en camisetas y otras prendas diseñadas por Moschino, generalmente con letras grandes y angulosas, quedarán como recuerdo de su estilo provocador. Pero sobre todo, del tono ecologista y alternativo -en los dos últimos años no participó en el desfile más importante del pret-a-porter italiano que el modisto adoptó desde que, en 1992, fue operado del tumor que ha acabado con su vida. Por la misma época, impulsó la lucha contra el sida en Lombardía iniciando -una fundación, Moschino and Anlaids Smilel, que reestructuró un albergue para niños seropositivos o que padecían el sida careciendo de soporte familiar.
La producción más personal de Moschino comienza, en efecto, hace una década, en 1984, cuando decide concentrarse casi exclusviamente en sus líneas Moschino Donna y Moschino Uorno. Pero los inicios de su actividad creativa se remontan a comienzos de los años setenta. Desde entonces, había simultaneado el trabajo para terceros, mediante el que había colaborado con muchas grandes casas de moda del Europa, Japón y Estados Unidos, junto al desarrollo de su propia marca.
Nacido en Abbiate Grasso, cerca de Milán, en 1950, Franco Moschino se aproximó a la moda a través de unos cursos vespertinos en la Accademia de Brera, la principal institución para las artes plásticas de Milán. En 1972, siendo ya colaborador en Harper's Bazaar y otras revistas, comenzó a trabajar como ilustrador para Gianni Versace, pero siempre en régimen de colaboración. El mismo año, Moschino abrió también su primera sede milanesa. La relación laboral con Versace duró cinco años.
Diez años de caos
En 1993, en una exposición que se inauguró en Milán y luego visitó en 1994 París, Londres, Nueva York y Tokio, bajo el lema Diez años de caos, recordó las creaciones más célebres de su vida, empezando con unos memorables vestidos hechos con bolsas de basura y reunió su trabajo desde la colección. Cadete hasta las últimas locuras. El color, los estampados, la anarquía de los motivos y las leyendas chocantes se hicieron pronto un estilo que ha sido imitado hasta la saciedad. La muestra del museo Permanente de Milán, contaba con uno de sus símbolos preferidos: la Virgen de La Macarena, y anunciaba su cambio radical desde la frivolidad de los grandes desfiles hacia la ecología y las acciones sinceramente benéficas.Nordic Furs, Helyette, Matti, Ascam y Lory o Max Mara son otras marcas del mundo de la moda que se beneficiaron de sus diseños y de su osada inventiva, hasta bien entrados los años ochenta. La última estadística de su facturación en 1992 fue de 20.000 millones de pesetas.
. "No lo conocía bien, pero lo recuerdo como un gran señor, lleno de creatividad y energía", declaró ayer Valentino, el decano de la moda italiana. De su muerte habló también el teórico del arte Omar Calabrese. -"Por el modo que había elegido de difundir su propia imagen, hacía publicidad de la publicidad, más que de sí mismo. Sus extraños montajes y collages eran una isla dadaísta en el bruñido mundo de la comunicación y, por ello, resultaban transgresivos y escandalosos, como su moda. Pero en un sentido, incluso quien no recuerde sus modelos, recordará su publicidad", dijo.
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