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Entran menos, pero ¿salen mejor?

En seis cursos, la escuela primaria ha 'perdido' un millón de alumnos

El nuevo curso escolar comienza el próximo jueves para los alumnos de educación infantil y primaría. Este año estarán en las aulas de la primera etapa de la educación obligatoria poco más de cuatro millones de niños, un millón menos que en el curso 1989-1990. La desmasificación es, por razones demográficas, un hecho. ¿Significa ello que ya está conseguido el gran objetivo de la calidad de la enseñanza, que los profesores vinculaban fundamentalmente a la desmasificación? El ministro remite la respuesta a futuros estudios del Instituto de Calidad y Evaluación.

África Rodríguez y Antonio Valbuena advierten diferencias notables, "aunque con intermitencias" entre el modo de estudiar de sus hijos: Juan, en cuarto de primaria, y África, en se gundo en un colegio público de Madrid. "No sé si se debe todo a que cuando nosotros estudiábamos [en el mismo barrio de Usera, aunque en una escuela que ya desapareció] llegábamos a juntarnos hasta 50 alumnos en una misma aula, y ahora ellos apenas pasan de los 22 en algunos cursos, precisa África, administrativa en una concesionaria de automóviles."Juan", añade el padre, perito mercantil y funcionario municipal, "ha tenido dos profesores mayores, de pelaje muy diverso". "Uno, el que tuvo en primero, le tomaba las lecciones prácticamente todos los días: a él, y supongo que a todos sus compañeros. Yo notaba en las correcciones de sus cuadernos que el maestro se dirigía a mi hijo de manera muy personal, con lo que demostraba que conocía absolutamente todos sus fallos y virtudes". Africa asiente, y dice que lo mismo sucede con la educación de la benjamina, que este año empieza segundo en manos de una profesora "muy maja y muy joven".

"Pero el primer profesor de Juan", prosigue Antonio, "se fue y el que le tocó en segundo y tercero es un desastre. Con el pretexto de que la mayor parte de los exámenes los tiene que corregir el propio alumno, en la práctica yo me doy cuenta de que trabaja, como en mis tiempos, a base de pizarrra y mucha lectura del libro de texto, explicando en voz alta lo que se va leyendo".

Los dos padres creen que sus hijos saben cosas "sorprendentes", que ellos ignoraban e incluso ignoran aún, pero también creen que de muchas de las que a ellos les fueron útiles, Juan y Africa "no tienen ni idea". "Le pido que me explique qué es un adverbio y me dice unas cosas extravagantes que no sé si realmente le sirven para localizar y analizar el adverbio en una oración como yo aprendí".

La comparación con el pasado, es similar entre los diversos padres consultados. Los lugares más comunes: el "miedo a que se pierdan contenidos", a que "disminuya el nivel", y la certeza de que aprenden más "personalizadamente".

Álvaro Marchesi, secretario de Estado de Educación y Ciencia, y principal teórico de la reforma educativa, está convencido de que la disminución de alumnos "favorece" la mejora de la escuela, pero cree que hay otros factores que "actúan en esa dirección y deben estar actuando". Alude en concreto a lo que "se está haciendo en programas de actualización del profesorado y a la efectiva dotación de docentes especialistas en educación física, idiomas y música en todos los centros". La clave de la calidad, en todo caso, según el secretario de Estado, y en ello coincide con las opiniones de algunos padres, reside en la "aplicación de metodologías que tienen más en cuenta la singularidad de cada alumno".

Marchesi asegura que este año el flamante Instituto de Calidad y Evaluación emprenderá un estudio comparativo muy minucioso entre el aprendizaje de los alumnos de la reforma y los que estudiaron o aún estudian en el sistema vigente desde 1970.

Es un cambio enorme", asegura, por su parte, Pilar Verdú, profesora de primaria en el Colegio Cenit de Madrid. "Te da la posibilidad de dedicarte a cada alumno, de hacer realidad la enseñanza personalizada que es una de las bases de la reforma educativa". "Al tener menos alumnos, se pueden hacer las clases más ágiles, más dinámicas, más participativas" agrega Verdú, "y antes era muy difícil salirse de la preocupación de que los niños se aprendieran los textos que correspondían a cada curso".

Ni que decir tiene que los sindicatos ven las cosas desde una perspectiva mucho más crítica. Pío Maceda, del STES, (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza) dice que el crecimiento de las plantillas docentes "es insuficiente para llevar a cabo la reforma como es debido".

"En la mayoría de las Comunidades Autónomas se suprimen más unidades cada año de las que se crean en los centros de educación infantil y primaria. La mayoría de estos colegios no desaparecen, se convierten en otro tipo de centros (como de idiomas, por ejemplo) y los profesores son destinados a tareas para las que muchas veces no tienen una formación específica, añade.

Caída en picado

Los datos oficiales sobre la matrícula escolar en todo el Estado se basan siempre en estimaciones". Hay que tener en cuenta que las cifras relativas a EGB y Primaria reflejan los alumnos que han pasado a una etapa superior y no sólo los de rivados del descenso demográfico. De acuerdo con los últimos datos, en el cursó 1990-91 empezaron la primaria 501.936; en el 91-92, lo hicieron 476.151 y en el 92-93, 458.000. Este año serán poco más de 400.000 los que emprenden su escolaridad obligatoria.

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